Nueva York
El triunfo militar norteamericano
Las imágenes de los últimos días que han dominado los medios de comunicación sobre el comienzo de la retirada ordenada de la última brigada de combate desplegada en Irak tiene muchos significados que se pueden analizar de lo que han supuesto los más de siete años de la presencia norteamericana en aquel país.
La guerra en Irak es la primera que ganan los políticos y militares estadounidenses por dos razones: porque han contado con un ejército profesional a sueldo y no han dependido del servicio militar obligatorio, como ocurrió en Vietnam, y por el hecho de que no se ha luchado contra una ideología, la comunista, como ocurrió en la Guerra Fría.
En Irak, el complejo militar-industrial de los Estados Unidos, con la familia Bush –padre e hijo al frente– defendía y protegía los recursos energéticos de sus aliados en el Golfo Pérsico frente a las amenazas de algunos de sus enemigos en Oriente Medio, tan reales como Saddam Hussein u Osama Bin Laden.
Para el poderoso Ejército norteamericano, en especial el de Tierra, esta guerra sobre un desierto de 500 kilómetros era la última oportunidad de mostrar su poderío. El Pentágono sabe que las próximas batallas serán con efectivos diferentes, armas diferentes y una utilización mejor aprovechada de los servicios de inteligencia.
George W. Bush, el último presidente republicano y el responsable de la guerra en Irak, se esforzó en crear un sistema político democrático y acabar con la dictadura sangrienta de Saddam Hussein y en hacer aparecer con imagen política a los representantes de las diversas religiones islámicas: suníes, chiís o kurdos. Y aunque este sistema todavía funciona con imperfecciones se han celebrado varias elecciones y se han formado gobiernos de coalición.
En Afganistán, una guerra que también inicio Bush después de los atentados del 11 septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, y que ahora ha heredado el presidente demócrata, Barack Obama, ni el escenario bélico ni los resultados políticos tienen nada que ver con Irak. Obama tiene la palabra.
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