Cataluña
Artur Mas: «El Estatut ya no sirve»
Cuatro años después de la entrada en vigor del Estatut los nacionalistas dan por enterrada la vía estatutaria.
Barcelona- El 21 de enero de 2006 fue una tarde larga para Artur Mas. Más de seis horas de negociaición fueron necesarias para que el líder de CiU, Artur Mas, consiguera pactar con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el grueso del Estatut. El día después del pacto, el líder de los nacionalistas ya avisó que aquel «era el mejor acuerdo posible» dada la poca voluntad política del Gobierno para realizar concesiones a Cataluña. Aquellas palabras suenan ahora como una premonición, cuando el presidente de la federación nacionalista aseguró, ayer, que el Estatut «no sirve ya» porque no satisface las necesidades de Cataluña.
Después de la sentencia del Tribunal Constitucional (TC), el texto que tantas ampollas ha levantado ya no sirve ni para la mayoría de sus impulsores. Ante la poca utilidad de la carta estatutaria, los nacionalistas han decidido dar un salto adelante hacia el concierto económico, enterrando el Estatut sólo cuatro años después de su entrada en vigor y cuando su despliegue aún se encuentra a medias. Pese a que en cuatro años se han llevado a cabo 19 traspasos y se han aprobado un total de 41 leyes que desarrollan el Estatut, los nacionalistas no se dan por satisfechos con el balance final.
«Vía muerta»
El presidente de CiU compartió ayer en Reus (Tarragona) –donde se celebró la segunda jornada de trabajo para diseñar el programa electoral de CiU- los lamentos del conseller deInterior y líder de ICV, Joan Saura, que el domigno se había mostrado contrariado con las reticencias del Gobierno a desplegar el Estatut. Sin embargo, el nacionalista también culpó al tripartito de que el despliegue estatutario haya quedado en «vía muerta». «El Estatut es ahora un tren bonito y decorativo, pero no sirve, por lo que la sociedad catalana deberá apostar por un cambio de dirección, que pasa por el derecho a decidir su futuro de 7,5 millones de habitantes», sentenció.
De la mano de ERC
Aunque no comparten horizontes, CiU y ERC se han situado en la misma posición frente al Estatut. A pocos meses de las elecciones catalanas, ambas formaciones comparten planteamientos al considerar que el Estatut ya es historia y que hay que mirar más allá, ya sea hacia el concierto económico o hacia la independencia. Intentar reconstruir los platos rotos por el Constitucional no vale la pena, según plantean las direcciones de los dos partidos.
Convergentes y republicanos se han apropiado del espíritu y el lema de la manifestación del 10 de julio contra el recorte del Estatut, «Som nació. Nosaltres Decidim», y mientras Mas exalta el «derecho a decidir» de los catalanes, los republicanos quieren que se «consulte» a la ciudadanía «sobre la relación entre Cataluña y Espana», para que, según explicó el portavoz de Esquerra, Ignasi Llorente, los catalanes puedan «pronunciarse a favor de la independencia». Los republicanos tienen la certeza de que el debate ya no está en el cómo y el cuándo del «depliegue» del Estatut, sino en el modelo de relación que debe establecerse entre catalanes y españoles, después del recorte del Constitucional.
ANÁLISIS
El Estatut que iba a ser para una generación
- ¿Cómo se planteó la reforma del Estatut?
–Los impulsores de modificar el Estatut de 1978 argumentaron que había llegado el momento de crear una nueva ley de leyes de Cataluña para al menos toda una generación, es decir, 25 o 30 años. Justo acaban de cumplirse cuatro años de la entrada en vigor del Estatut y tanto CiU como ERC lo dan por amortizado. La sentencia del Tribunal Constitucional, que no aceptan políticamente, ha disparado las ansias soberanistas de Convergència, que ya apuesta abiertamente por que el sistema de financiación de Cataluña sea similar al concierto del País Vasco, lo cual genera dudas muy serias no sólo acerca de la constitucionalidad del mismo, sino de la viabilidad del Estado de las Autonomías.
- ¿Cómo queda el encaje de Cataluña en el conjunto de España?
–La sentencia del Tribunal Constitucional abre un largo y farrogoso proceso entre Gobierno y Generalitat para restaurar el espíritu original del Estatut a base de reformar leyes estatales para, así, sortear el fallo del TC. Los próximos años están perfectamente abonados para litigios continuados entre Gobierno y Generalitat, los cuales se resolverán, muy probablemente, a partir de la geometría parlamentaria que se configure en el Congreso de los Diputados. Este escenario es conocido para CiU, una formación acostumbrada a obtener mayores cuotas de autogobierno para Cataluña a cambio de ofrecer estabilidad al Gobierno.
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