Conciliación

Superar las dificultades por Juan Cid

La Razón
La RazónLa Razón

El de Oscar Pistorius es un caso de superación evidente: el de una persona que ha sabido abordar las barreras que le ha impuesto la vida y que ha logrado no sólo llevar una vida normal, sino competir al máximo nivel. Es un caso de éxito, en el que una discapacidad no impide alcanzar logros personales y profesionales que son reconocidos a nivel mundial.

El mismo afán de superación podría atribuirse a todos y cada uno de los atletas que compiten en los Juegos Paralímpicos, que no por menos conocidos han de ser menos reconocidos: todas estas personas nos muestran al resto que la discapacidad es un elemento más de la existencia, algo con lo que todos podemos llegar a encontrarnos alguna vez, pero cuyas dificultades se pueden superar.

Por otro lado, hay que señalar que el deporte –tanto si se realiza en el ámbito de la competición como si forma parte del ocio– es un aspecto importante de desarrollo para cualquier persona, especialmente en aquellas con alguna discapacidad, porque favorece su capacidad para superar obstáculos en la vida.

Es bien sabido que este atleta nació con una malformación. Un caso como el suyo podría hacernos reflexionar sobre el supuesto de discapacidad en la ley del aborto replanteado ahora por Alberto Ruiz-Gallardón.

En primer lugar, nos parece acertado su anuncio de que reformará la legislación para que el supuesto de discapacidad en el feto sea contemplado por la Ley en igualdad de condiciones con el resto de supuestos. Como organización planteamos que la decisión final sobre el tema del aborto debe quedar en la esfera personal, y que nosotros no debemos opinar ni a favor ni en contra del mismo. Pero desde un punto de vista legislativo nos parece muy arriesgado permitir que la discapacidad –tomada así, con carácter general– suponga una condición específica y distinta para abortar. Nosotros siempre estaremos en contra de cualquier tipo de discriminación por razón de discapacidad, sea cual sea el contexto en que se produzca.

Dicho esto, esperamos que tanto el ministro Gallardón –desde su ámbito de competencia– como el propio Gobierno que va a impulsar esta reforma, demuestren la misma iniciativa a la hora de proteger no sólo a las personas con discapacidad «no-nacidas», sino también a las que son niñas, adultas y mayores: en ese sentido, consideramos fundamental que se mantenga el ámbito de protección social hacia las personas con discapacidad: no por una cuestión de caridad o de beneficencia, sino por una cuestión de derecho. La propia Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad obliga a los estados firmantes (entre ellos España) a reformar sus legislaciones para proteger y amparar el derecho de no ser discriminado por cualquier motivo.

Pero esta Convención también habla de otros derechos de las personas con discapacidad, como el de tener una educación de calidad, acceder a ámbitos como el de la Sanidad o la Justicia en igualdad de condiciones, disfrutar de un trabajo digno, etc. Desgraciadamente, las últimas reformas impulsadas por el gobierno están afectando gravemente a las personas con discapacidad, limitando sus oportunidades y abocándolas a situaciones de exclusión y pobreza.

 

Juan Cid
Presidente de la Confederación Española de Organizaciones en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual (FEAPS)