Literatura

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Tras la pista de Shakespeare

¡Cuánto daño ha hecho «El código Da Vinci»! Su único mérito ha sido influir en multitud de autores miméticos hasta crear la intriga esotérica, un subgénero articulado en torno a la búsqueda de un códice secreto, un libro perdido, un evangelio apócrifo o un protocolo tan mágico y misterioso como el libro de los conjuros de Harry Potter.

La Razón
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Pueden establecerse dos categorías: los «thrillers» bíblicos con un código diabólico, que incluye efectos especiales de intriga sobrenatural, y los «thrillers» históricos sobre un libro perdido cuyo descubrimiento cambiará la historia. «El código Da Vinci», de Dan Brown, seguiría el primer modelo y «El Club Dumas», de Pérez-Reverte, el segundo.

Folletín decimonónico
Los precedentes están ya en el Quijote y en esa rareza llamada «El manuscrito encontrado en Zaragoza», de Jan Potocki, pero el género, como tal, se fragua en los folletines decimonónicos de misterio en los que un bibliófilo busca un incunable perdido. Género retomado por Umberto Eco en su archifamosa «El nombre de la rosa», punto de arranque de esta variante de intriga histórica e investigación detectivesca.
Andrew Hartley no trata de superar a los maestros sino de elaborar un estilo propio, mezclando con fortuna este delirante género de aventuras sin tregua con la investigación policíaca. Debutó con «La máscara de Atreo», intriga en la que un profesor de literatura, que hace las veces de detective, se ve envuelto en un «thriller» arqueológico. Le siguió «El quinto día», con un enigma histórico, esta vez religioso, y la última traducida en España, «Lo que devora el tiempo», penúltima de la saga protagonizada por Thomas Knight, en la que este profesor busca la única copia existente de una comedia perdida de Shakespeare, «Trabajos de amor ganados», cuya existencia haría tambalear los cimientos académicos de los estudios shakesperianos.
La ventaja de Andrew Hartley respecto a otros es que ha estudiado arqueología y es Licenciado en Literatura inglesa, por lo que sus referencias al mundo académico respiran verosimilitud y sus críticas a la institución académica, sádica impiedad. Como novelista, maneja con pericia la intriga internacional, dosifica bien el suspense y atrapa al lector desde el inicio con un estilo agresivo, típico de la novela negra. «Lo que devora el tiempo» se lee de un tirón. Hay suficiente acción, misterio y dosis de suspense para olvidar que algo menos de erudición y los típicos excesos en la farragosa explicación final lo hubieran convertido en un magnífico entretenimiento. Pero el género tiene esas servidumbres.

Sobre el autor: Excelente autor inglés con tres libros traducidos en España de intriga histórica. Ideal para...: para quienes les gustan los argumentos bien trabados y la acción a raudales. Un defecto: El exceso de erudición y la confusión que existe en algunos capítulos. Una virtud: El don que posee Hurtley para urdir buenas historias y mantener el suspense. Puntuación 7