Estados Unidos
«Hoy más que nunca tenemos que ir a votar»
PARÍS- A fuerza de repetirlo, el mensaje parece haber calado en la opinión pública: la de hoy es una elección histórica. No tanto por los candidatos en sí, sino por el contexto económico y social en que se produce. «La primera presidencial, en realidad, del siglo XXI», según Nicolas Sarkozy. «La que generará una nueva esperanza en Francia y en Europa», promete François Hollande.
Una promesa en la que Alex, 40 años, músico y cantante, cree firmemente. «Es algo histórico para Francia porque las dos proposiciones de la segunda vuelta son diametralmente opuestas, y si gana Hollande tendremos la oportunidad de salir del paso en falso que se dio hace cinco años cuando los franceses creyeron elegir una presidencia moderna». El suyo va a ser por primera vez desde 1988 un «verdadero voto de convicción», tras cinco años «de pesadilla» para la izquierda que por fin, asegura, habría encontrado la energía, los argumentos y la fuerza para reconstruirse.
Amandine, en la treintena y con estudios de marketing, lleva tres meses en el paro. En 2007 votó por Sarkozy pero es una de esas «decepcionadas». «Dijo que reduciría el desempleo y en 5 años el número de parados se ha duplicado». Dice estar «harta» de las promesas no cumplidas y de un quinquenio «consagrado al reinado del dinero. Sólo ha favorecido a los ricos», protesta. Por eso hoy se decantará por Hollande, aunque sin gran entusiasmo. «No creo que sea un voto de adhesión, la verdad», reconoce.
La perspectiva de un gobierno socialista aterra, sin embargo, a Valérie, coordinadora pedagógica en una escuela de cine de París. «Nos hará perder tiempo y dinero», asegura. Apenas rebasa los cuarenta y siempre ha votado a la derecha. Aunque no es una «sarkozysta» acérrima –cree que los guiños al Frente Nacional entre las dos vueltas ha sido un error – considera que su candidato ha sido víctima de una «caza al hombre». «Esta campaña me ha parecido nauseabunda», remacha.
Su principal miedo: la inexperiencia de François Hollande y «la factura» que dejará a las generaciones venideras. «Quiere crear 60.000 nuevos puestos en Educación, pero de dónde va a sacar el dinero. Más vale contratar menos funcionarios y pagar mejor», exclama indignada. «Sarkozy,por lo menos ha gobernado durante cinco años y conoce bien los problemas. Cambiar para que deshagan las reformas ya adoptadas sería peligroso». Por eso estima que acudir hoy a las urnas es importante. «No estamos para hacer tonterías. Ya vemos lo que sucede en España, Grecia o Italia. Da miedo».
François tampoco soporta los ataques personales contra el candidato conservador, su elegido. «Más valiente sería criticar sus proposiciones y no su persona». Está jubilado y por nada dejaría hoy de cumplir con su deber electoral. «Más que nunca tenemos que ir a votar». En Sarkozy reconoce «un piloto eficaz», que ha conseguido reducir los déficits, mientras teme que con el socialista vuelvan a dispararse. «Además, Sarkozy tiene una visión. Ha sido capaz de estar a la altura en la escena internacional. Relacionarse con Merkel, Putin y Obama», relata admirado.
Precisamente, el vigor de Francia y su lugar en el mundo es lo que preocupa a Alex. «Hace tiempo que ha ido perdiendo su influencia. Desde la postguerra está anclada en un mimetismo mediocre de Estados Unidos. Le falta audacia, asumir riesgos y creer en sus riquezas», lamenta el «pop-man» que sueña con una Francia desempolvada gracias al líder socialista. «Éste es un viejo país que hace tiempo ha dejado de estar en fase con la realidad, que ya no es vanguardista. El último gran fogonazo fue Mayo del 68. A ojos del mundo, Francia es un país seguidista, anticuado, que ha elegido a su George W. Bush diez años más tarde que Estados Unidos».
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