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ANÁLISIS: «Too big to fail» por Lorenzo Dávila

La Razón
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Europa es diferente. Aquí las cosas se ven de otra forma. Mientras que en EE UU se preocupan por el excesivo tamaño de las entidades financieras, lo que las convierte en un factor de riesgo sistémico –«too big to fail», que dicen en aquellos lares–, aquí sacamos pecho al crear la quinta entidad sistémica del país.

Lo peor de todo es que, de momento, va con cargo al Fondo de Garantía de Depósitos, al que lleva hasta la extenuación al tomar 5.249 millones de los 6.500 con los que está dotado. Aunque se ha vendido que así no afecta a las arcas públicas, lo que en principio es cierto, hay que tener presente que esto va a obligar al resto de entidades a nuevas aportaciones al fondo, lo que va a tener un efecto restrictivo del crédito, al tiempo que lo encarece.

La operación, además, va a mantener estresado dicho fondo 10 años, en los que tendrá que responder con un mecanismo de protección de activos de las pérdidas superiores al 20% de la cartera de crédito inmobiliario, lo que, a juzgar por el tipo de promoción de segunda vivienda de la zona de influencia de la CAM y de las perspectivas de crecimiento de nuestro país, puede llegar a suponer una cantidad equivalente a lo que se lleva de un plumazo con la firma, con la consiguiente contribución adicional al estrangulamiento del crédito.

El Fondo fue creado para garantía de los depositantes, esto es, ciudadanos y empresas, y no de los prestamistas de la entidad, esto es, inversores institucionales que tomaron posiciones de riesgo en una entidad que teóricamente se podía dejar caer al no ser sistémica. Desvirtuado dicho fondo y repercutido indirectamente el coste en los ciudadanos –a ver si alguien se cree que nadie va a pagar la fiesta–, sólo nos queda estar a la expectativa de qué se hará cuando caiga la próxima.

 

Lorenzo Dávila
Jefe del Departamento de Investigación del IEB