Murcia
Más adolescentes padecen la violencia machista
Los casos de maltrato y acoso se multiplican
MADRID- Hace cuatro años, el maltrato entre menores se reducía a violencia juvenil. Los casos se multiplicaban y los vídeos de You Tube en los que se veían peleas de menores se prodigaban en todos los informativos. Mientras, los casos de maltrato de jóvenes a sus novias pasaban desapercibidos. Es un problema emergente que va en aumento. Lo demuestran los datos que tiene la Fundación ANAR. En 2009, su teléfono de ayuda a los adolescentes recibió 279 llamadas por violencia de género contra menores mujeres. El 90% son españolas, pero en el informe que estamos elaborando para el 2010, seguro que la cifra de extranjeras aumenta porque poco a poco van conociendo nuestro servicio y pierden el miedo a llamar», asegura Luis Estebaranz, su director.
Marta del Castillo es el caso más mediático, pero no ha sido el único. A principios de febrero, una joven de Lorquí (Murcia) ingresó en la UCI por un golpe en la cabeza que le propinó un compañero de instituto con una plancha de barbacoa. Algunos amigos de la joven aseguraban que «salían juntos», pero la familia de ella lo negó.
La falta de respeto, los altos índices de violencia en el hogar, el colegio y en los videojuegos, la insensibilización de los jóvenes y el descuido del trato humano son algunos de los motivos que han generado el incremento del «terrorismo doméstico». «Se ha descuidado la educación emocional y los adolescentes repiten los patrones que observan en la sociedad.
Hoy, «predomina la economía sobre la protección de la infancia», añade Estebaranz. Hace años, la clase social, los conocimientos culturales y el poder económic eran la principal barrera contra la violencia de género; hoy no: «Los casos se dan por igual», dicen desde ANAR.
No son sólo insultos, los menores también llegan a las manos, ya que buscan mostrar dominio y control a través de las agresiones físicas. Uno de los problemas con los que se encuentran los expertos que tratan de ayudar a estas víctimas es la insumisión y la convicción que tienen muchas mujeres de que su novio las protege, que sufren celos porque las quieren y que las pegan porque «se les ha ido la mano», como dicen muchas de ellas.
«Me quiere»
Al igual que muchas mujeres maltratadas por sus maridos, viven su situación como algo normal: «Me trata así porque me quiere y se preocupa por mí», dicen muchas de ellas. «Me amenaza, me llama guarra y puta, pero a pesar de todo, si me deja, se que nadie me va a volver a querer», le explicó una adolescente de 17 años a una de las psicólogas que la atendió al otro lado del teléfono.
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