Siria

«El Ejército sirio fusila a quienes planean desertar»

LA RAZÓN recoge los testimonios de los últimos desertores en la zona rebelde de Al Bab. A los soldados de Asad capturados en combate los juzgan en un consejo islámico

Unos 5.000 miembros del ELS combaten contra 20.000 soldados regulares en Alepo
Unos 5.000 miembros del ELS combaten contra 20.000 soldados regulares en Alepolarazon

AL BAB (NORTE DE SIRIA)- Sama Khalifa era conductor de tanques del Ejército sirio en la ciudad de Alepo. Ahora es prisionero de guerra y está herido en la pierna por un disparo. «Antes de ser capturado quería desertar. No he matado a nadie, ni torturado a nadie, sólo recibía órdenes de mis superiores de disparar artillería con el tanque», explica, tumbado sobre una mesa de la biblioteca pública, que se ha transformado en una prisión improvisada para soldados del régimen.

«He visto cosas terribles», confiesa el prisionero, que relata cómo un superior violó a una mujer y fue descubierto por un soldado al que amenazó de muerte si contaba algo. Al día siguiente, su compañero Basan Raja «fue tiroteado por el superior porque no se fiaba de él y temía que pudiera denunciarlo», agrega Khalifa, quien asegura que no tienen miedo por lo que le pueda pasar: «Cualquier cosa es mejor que estar con el Ejército».

Hace unas semanas lo destinaron como refuerzo al cuartel de Al Bab, una escuela secundaria que tomaron las tropas del régimen en el norte de esta ciudad de 100.000 habitantes. El pasado 29 de julio, el Ejército Libre de Siria (ELS) liberó Al Bab tras una semana de asedio al cuartel del Ejército, dejándolos sin luz, agua y comida.

Las tropas se rindieron, no hubo enfrentamientos entre los rebeldes y el Ejército. Cubiertos por cazas Mig-21 y helicópteros de combate, unos doscientos soldados consiguieron huir, mientras que un centenar fue capturado por los rebeldes. Tras tomar la ciudad, las siete «katibas» (batallones rebeldes) que lanzaron la ofensiva se organizaron en un consejo militar y cada «katiba» tiene a su vez un consejo islámico y un «sheij» (clérigo musulmán) que juzga a los detenidos bajo las leyes de la «sharia».

Khalifa será juzgado por «un tribunal islámico una vez que se haya curado de sus heridas», explica el ex capitán rebelde Abd Rauf Atman, comandante en jefe del consejo militar de Al Bad. «Cuando tomamos la ciudad, organicé a los rebeldes y un grupo de 100 combatientes marcharon hacia Saladino la misma noche», afirma orgulloso.

«Al principio tuvimos mucha resistencia; nos enfrentábamos a más de 4.000 ‘shabihas' (los matones del régimen) del clan Barri. Pero cuando capturamos a Zaino Barri y otros tres miembros de la familia en Bab el Naira, la gente empezó a apoyarnos», continúa el capitán rebelde, mientras nos lleva a visitar a otros dos prisioneros que fueron liberados por unirse al ELS.

«A aquellos que no han cometido crímenes de guerra les damos a elegir. La mayoría dice que quieren desertar y unirse a nosotros», asegura Rauf Atman.

Halil Ibrahim, ex prisionero, estaba haciendo el servicio militar desde hace un año y medio en el cuartel de Ranusa, en Alepo, y lo destinaron a Al Bab. «Estábamos incomunicados, no nos dejaban salir del cuartel en todo el día. Nuestros superiores nos decían que el país estaba bajo la amenaza del terrorismo y teníamos que combatir a los terroristas», explica Ibrahim, de 20 años.

«Vivíamos en una prisión. Nos obligaban a disparar y, si nos negábamos, nos mataban a nosotros», denuncia el soldado desertor, antes de agregar que, cuando sospechaban de algún soldado que tenía la intención de desertar, «lo colocaban en primera línea de batalla para sacrificarlo».

«Muchos queríamos desertar pero no sabíamos cómo hacerlo. Dos compañeros fueron fusilados frente al resto del pelotón, cuando intentaban saltar el muro del cuartel por la noche para huir», explica Omar Multabi, también desertor de Alepo.

Desde hace nueve días, Al Bab está bajo el control del comité militar rebelde que se ocupa de las funciones de la municipalidad. «Al principio encontramos muchos problemas a la hora de gestionar los hornos de pan del Gobierno, el agua, la electricidad o el gas para cocinar», indica el comandante del Ejército Libre de Siria, antes de agregar que pidieron a los funcionarios locales que siguieran en sus puestos de trabajo y prometieron hacerse cargo de sus salarios, que los pagan con el dinero que reciben de hombres de negocios que ayudan a la revolución, sirios que viven en el extranjero o del Comité Nacional Sirio en Estambul.

Rauf Atman asegura que para el próximo curso escolar «todos los colegios estarán funcionando con normalidad, incluso aquellos que han sido arrasados por los bombardeos y se desalojará al Ejército Libre de las escuelas que ahora funcionan como cuarteles».

El consejo militar que controla este municipio del norte de Alepo también se encarga de la seguridad ciudadana y ha formado una patrulla de 50 voluntarios para restaurar el orden en las calles. Una iniciativa que se repite en todas las zonas liberadas.

 

«SARKO» PIDE INTERVENIR
El ex presidente francés Nicolas Sarkozy rompió ayer su silencio para pedir una intervención internacional en Siria al estilo de la que él lideró contra Gadafi. «Yo fui criticado por lo de Libia, pero al menos actué», dijo tras reunirse con Abdulbaset Sieda, presidente del Consejo Nacional Sirio.