Crisis económica

Sin honor

La Razón
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Con un ZP que parece haber convertido sus iniciales en símbolo de «Zombi Perdido», ha comenzado ya a surgir un grupito de cabezas del progresío entregado a la tarea de aconsejar al todavía presidente del Gobierno para que logre pasar a la Historia con honor. Sin duda, estos personajes se guían por los mejores sentimientos y los más nobles ideales, pero su misión es más imposible que cualquiera de las protagonizadas por Tom Cruise. Si ZP tuvo alguna vez el menor sentido de lo que es el honor debió perderlo hace muchos años. A decir verdad, lo pisoteó de manera sistemática antes de llegar a la Moncloa. Mientras su partido firmaba el pacto por las libertades y contra el terrorismo, ya andaba en conversaciones con ETA como ha terminado contando alguno de los protagonistas. Después llegó un 11-M seguido por el cerco a las sedes del PP y la violación de la jornada de reflexión por Rubalcaba, dos hechos de una extraordinaria vileza que ZP se ha resistido a condenar repetidas veces porque sabe hasta qué punto le ayudaron a llegar a la Moncloa. Vinieron luego los intentos desalmados de aplastar a las víctimas del terrorismo que no estaban dispuestas a dejarse humillar en uno de los procesos más vergonzosos de la Historia contemporánea. Y por si eso podía causar poca indignación – de la real, no de la de los perroflautas– se dedicó a insultar a media España y a mentir a la otra media sumergiéndola en una apertura de heridas que no ha limpiado nada y lo ha ensuciado casi todo. Todo ello anduvo acompañado por el embuste sistemático en episodios como la liquidación del Plan Hidrológico Nacional para satisfacción de los nacionalistas catalanes; la intervención en Endesa para alegría de los mismos y, al fin y a la postre, desastre de los españoles o el impulso a un inconstitucional Estatuto de Cataluña que ha dejado baldado a nuestro sistema democrático. En paralelo, el ZP que engañaba y se jactaba de sus embustes aniquilaba décadas de diplomacia española, renunciaba a nuestro lugar en la Unión Europea y se abrazaba complacido con los dictadores más asquerosos del globo. A todo ello hay que añadir el cinismo incomparable y chulesco de ocultar datos sobre la crisis, de fanfarronear descaradamente sobre la situación de nuestro sistema financiero y de hundir en la miseria a una economía próspera. Hay quien dice que ZP ha pactado con el Diablo. Tengo para mí que, de convenirle, habría llegado a un acuerdo con el mismísimo cardenal Rouco. Después de ser el responsable directo de más de cinco millones de parados, se hubiera esperado que dimitiera tras el varapalo electoral del 22-M. Sin embargo, sigue aferrado al sillón monclovita mientras la economía nacional agoniza. ¿Honor? No. ZP pasará a la Historia marcado indeleblemente por la deshonra de, entre otras desgracias, haber dejado como un erial a una nación que se encontraba entre las primeras de la UE y que ahora necesitará no menos de una década para volver a los niveles de empleo que él encontró en 2004. Quizá algunos opinen que para que se piense que su alma zapateril abriga un átomo de honor la única salida que tendría sería la de comportarse como un samurái deshonrado aplicándose el harakiri. Tampoco hay que exagerar. Yo me conformo con que convoque elecciones anticipadas.