Sevilla
Larga vida al Barcelona
El Sevilla se rindió antes de empezar. Le colocó la alfombra roja al Barcelona para que conquistase su novena Supercopa de España –superando al Real Madrid– y prolongase el éxtasis de la afición azulgrana.
Las dudas, si existían, sobre la planificación de Pep Guardiola las ahuyentaron los campeones del mundo, incluido un activo Villa, de cuyos pies salió la guinda del cuarto gol, tercero del «dios» barcelonista: Messi. Con una semana de entrenamientos, y sin pisar el acelerador, el rodillo no se cansa de ganar.
En la previa, José María del Nido se esforzaba en aparentar delante del debutante Sandro Rosell . «No venimos de turismo», insistía. Pero bastaba con repasar la alineación de Álvarez. Sin Kanouté, Luis Fabiano, Renato, Fazio y Perotti, el Sevilla daba clara prioridad a la «Champions» y al pase a la fase de grupos que supone más del veinte por ciento del presupuesto del club. Si de igual a igual se hace difícil plantar cara al mejor equipo del mundo, la elección del entrenador nervionense, por pura lógica, sonaba a renuncia al título. Demasiadas concesiones. Y Pep Guardiola aceptaba la devolución del regalo para levantar el resultado de la ida. De inicio, más campeones del mundo de los previstos –Valdés, Piqué, Xavi, Busquets y Pedro–, una decepción –la suplencia de David Villa– y un mensaje nada subliminal –Ibrahimovic parte por detrás de Bojan– en el equipo azulgrana.
La segunda unidad sevillista, infinitamente inferior a la primera, le duró al Barcelona veinticinco minutos. Al «tran trán», sin poner la máquina a carburar, volteó la eliminatoria y si no la sentenció fue porque no quiso. No necesitó estridencias, porque simplemente el rival no las merecía. Un golpe de fortuna, antes del cuarto de hora, le permitió abrir el marcador. Konko, un auténtico desastre en la atípica posición de central, comenzó su carrusel de errores al empujar involuntariamente el balón sobre su portería en la primera aparición de Pedro. Una suerte que merecía, sencillamente porque delante no tenía oposición. El mensaje que Álvarez lanzaba a su propio equipo alineando a Alfaro y Negredo como referencias era evidente: todos a correr detrás de la pelota.
Así, el guión de Guardiola se iba cumpliendo sin posibilidad de reacción visitante. Diez minutos después, con el Camp Nou entregado, Xavi sacó el tiralíneas. El milimétrico pase lo convirtió en genial Messi. El «crack» argentino resolvió delante de Palop con la facilidad habitual, como si Suráfrica sólo fuera un mal sueño, y sin que nadie se acordase de Villa. Mucho menos cuando al filo del descanso prácticamente aseguraba el primer título de la temporada. Esta vez se alió con Alves, dos genios, y un tercer gol definitivo, justo antes del descanso.
En los veinte minutos intermedios sólo pasó lo que quiso el Barcelona, cuya preparación física aún dista mucho de la ideal. Un control absoluto. Hacía tiempo que el Sevilla sólo pensaba en el partido del martes frente al Braga y que la afición azulgrana se frotaba la manos esperando el estreno de Villa, que Guardiola no retrasó demasiado. El «Guaje» entró con Iniesta nada más comenzar el segundo tiempo, escorado en la izquierda, como hace Del Bosque, y no tardó en hacerse notar tirando sus clásicos desmarques.
Álvarez trató de darle un giro al partido con la entrada de Perotti, Luis Fabiano y Cigarini. Restaba media hora, pero el Sevilla ya había devuelto la gentileza de Pep en la ida. La vida es igual de feliz en el Camp Nou un año más.
«Lo hicimos muy bien»
Después de las críticas que recibió por alinear a muchos canteranos en la ida, Guardiola estaba ayer especialmente feliz: «Lo hicimos muy bien. Aún nos queda mucho por trabajar para coger la forma, pero los gestos del equipo eran de querer ir a ganar el partido. La actitud fue inmejorable», explicaba el técnico azulgrana. Repecto a la suplencia de Ibrahimovic, el técnico culé se mantuvo tan hermético como en la previa del choque, y como se mostró Andoni Zubizarreta, director deportivo, en el descanso. Antonio Álvarez sólo pudo lamentar que el Sevilla fuese víctima de la «avalancha».
El Barça, rey de Supercopas
El FC Barcelona se ha convertido en el equipo que más veces ha conquistado este trofeo, superando las ocho que posee en sus vitrinas el eterno rival, el Real Madrid.
Para llegar a convertirse en el rey de Supercopas ha tenido mucho que ver los cuatro títulos conseguidos de las últimas seis ediciones, mientras que, durante este periodo, el Real Madrid solo era capaz de alzarse con una hace dos años.
De esta forma, el conjunto que dirige Pep Guardiola lidera en solitario este palmarés con nueve trofeos, seguido por el Real Madrid que tiene ocho y el Deportivo de la Coruña, que ha ganado las tres que ha disputado. Con un trofeo figuran Atlético de Madrid, Valencia, Athletic de Bilbao, Zaragoza, Mallorca, Real Sociedad y Sevilla.
- Ficha del partido:
3. Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Abidal, Maxwell; Xavi, Busquets, Keita, Messi, Bojan (Iniesta, min.57) y Pedro (Pedro, min.57).
0. Sevilla FC: Palop; Dabo, Konko, Escudé, Fernando Navarro; Alfaro (Perotti, min.62), Zokora, Romaric (Cigarini, min.62), Capel (Luis Fabiano, min.62); Navas y Negredo.
Goles: 1-0, min.14: Konko (pp). 2-0, min.24: Messi. 3-0, min.44: Messi. 4-0, min.90: Messi.
Árbitro: Fernando Teixeira, del comité cántabro. Mostró cartulina amarilla a Romaric (min.34), Piqué (min.79) y Cigarini (min.89)
Incidencias: Partido correspondiente a la vuelta de la Supercopa de España, disputado en el Camp Nou del FC Barcelona ante 67.414 aficionados, según datos oficiales.
El nuevo presidente del Barcelona, Sandro Rosell, se estrenó en el palco de honor.
El presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel Maria Villar, entregó la Copa de Campeón de la Supercopa de España al capitán barcelonista Carles Puyol, que esta noche no jugó.
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