Copa del Rey

España

Madrid enloquece con la selección

Miles de aficionados agolpados en la 'fan zone' habilitada junto al estadio Santiago Bernabéu estallaron de alegría cuando el árbitro pitó el final del partido ante Paraguay y el gol de David Villa, a falta de pocos minutos, sirvió para hacer historia y meter a España por primera vez en las semifinales de un Mundial.

Era un día especial. Las calles de Madrid acogieron una curiosa mezcolanza entre hombres ataviados con pelucas y faldas, camino de las celebraciones del 'orgullo gay', y aquellos que con banderas, bufandas y camisetas de la selección española se dirigían a los aledaños del Bernabéu.

Banderas con los colores del arco iris y las que lucían el rojo y gualda se mezclaban en el Metro de Madrid en las horas previas al choque.

Una vez en la 'fan zone', en los aledaños del estadio Santiago Bernabéu, enormes gafas de sol, sombreros de corsario, o seres mitológicos con pinturas de la selección se juntaron en torno a las pantallas gigantes.

Y hubo que sufrir. La afición fue consciente de ello desde que, al minuto de juego, se llevó el primer susto cuando Casillas se vio obligado a intervenir.

Los cruces en defensa de Gerard Piqué o las internadas por banda izquierda de David Villa o
Un primer periodo marcado por los nervios, las caras de tensión, gente mordiéndose las uñas o incluso los que no querían mirar ante la falta de ocasiones.

Muchos se llevaron las manos a la cabeza cuando, en el minuto 40, Valdez superaba a Casillas por bajo.

Por suerte, la marea Roja que inundó la Castellana y sus aledaños pudo respirar aliviada cuando comprobó cómo el árbitro anulaba el tanto.

El "¡Yo soy español, español, español!"y el "¡A por ellos, oe!"fueron los gritos preferidos por la afición española para intentar mandar su aliento desde Madrid a Sudáfrica, a más de 8.000 kilómetros de distancia.

Se padeció especialmente al inicio de la segunda parte, cuando un penalti de Piqué a Cardozo ponía a España contra las cuerdas. Los gritos de "¡Íker, Íker!"atronaron junto al que es su estadio, y el portero madrileño no decepcionó a sus paisanos deteniendo la pena máxima.

Un minuto después, la locura del fútbol quiso que el penalti fuera a favor de España. Xabi Alonso lo marcó y la hinchada saltó alborozada. Pero el árbitro lo mandó repetir y la alegría se tornó decepción en las caras de la gente cuando Justo Villar detuvo el segundo lanzamiento.

En el posterior rechace, el portero del Valladolid trabó a Cesc, lo que provocó los gritos de "¡Manos arriba, esto es un atraco!"en la afición española.

Y cuando todo parecía abocado a la prórroga, y los gestos de preocupación predominaban en la gente, llegó la jugada mágica de Iniesta, que rompiendo por el centro a la zaga paraguaya cedió para Pedrito.

La pelota parecía no querer entrar, y los asistentes no daban crédito cuando vieron el disparo estrellarse en el palo. Pero allí estaba "¡Villa maravilla!"para mandar el rechace a la red, aunque nuevamente con suspense después de que el balón tocara en ambos postes.

La marea roja de la Castellana vibró con cada jugada hasta el pitido final y, cuando éste se produzco, el cielo se coloreó de banderas rojigualdas. Madrid, se tiñó de orgullo español.