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Árboles de Madrid por Ramón TAMAMES
En Madrid tenemos un formidable acervo de arboledas en grandes avenidas, como La Castellana, Recoletos, El Prado, etc., y también en los barrios más retirados. Sin olvidar las 1.200 hectáreas de la Casa de Campo y las 16.000 del Monte del Pardo, así como los parques de El Retiro, Fuente del Berro, Capricho, Juan Carlos I, el nuevo Madrid-Río, y el pasillo de la M-30, cuya forestación iniciamos Enrique Tierno Galván y servidor cuando regíamos el Ayuntamiento de la capital.
En horizontes menos próximos, se sitúan el Parque Regional del Alto Manzanares (que emprendimos el profesor Fernando González Bernáldez y yo mismo), y las demás cumbres, velazqueñas, del Guadarrama con sus pinos silvestres, quercus pirenaica, robles, etc. Y al sur, los inmensos Jardines de El Príncipe y de la Isla, en Aranjuez.
Por orden alfabético, mencionaremos las principales especies: abetos, abies pinsapus, falsas acacias, ailantos, arces, arizónicas, castaños de indias, catalpas, cedros, cipreses, guinzos, laureles, madroños, magnolios, olivos, olmos, palmeras, pinos, plátanos, prunos, robles, sequoias, tilos, etc.
En un año tan lluvioso como el que hemos tenido, las inmensas arboledas de Madrid relucen con especial verdor, y además de ser fábrica de oxígeno y sumidero de CO2, nos proporcionan plácida sombra en verano. Y todo sin necesidad de grandes cuidados: los árboles viven de succionar el agua necesaria en un subsuelo en el que la humedad parece mantenerse en buen nivel. Sólo habría que reprender al Ayuntamiento por los jóvenes árboles que se replantan, ya que, por la escasa atención, tienen una altísima mortalidad: Don Alberto, a ver si los riegan, incluso los vecinos que los tienen delante de la puerta de su casa. Y por favor, restaure Vd. los alcorques cegados delante del Real Madrid en el Bernabéu, y mejore la precaria situación de los que han puesto en la calle Serrano, semicegados.
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