Historia

China

El cóctel con el príncipe Carlos está al completo por Jesús MARIÑAS

Madrid anda excitada con la recepción de los herederos de la Corona inglesa. Carlos y Camilla estarán en la capital y después se hospedarán en la finca granadina del duque de Wellington, uno de los retiros preferidos del príncipe, y luego saltarán tres días a Marruecos para reforzar lazos y ver de cerca los planes de reformas de Mohamed VI.

Diana de Gales visitó España en los años 80
Diana de Gales visitó España en los años 80larazon

Todavía recuerdo la primera visita de Lady Di, hospedada en un Palacio de El Pardo que aún conservaba las armas heráldicas de Francisco Franco. Lo conté minuciosamente y Patrimonio en seguida los mandó al trastero pretendiendo, como ahora con la «desmemoria histórica» de Zapatero, arrinconar cuarenta años de nuestra vida. Los primeros en saludar a Diana fuimos Javier de Montini –entonces delegado de «Lecturas», José Antonio Olivar, para «¡Hola!» y un servidor. Diana largó sonrisa y preguntó: «¿Alguno de ustedes es de ‘‘¡Hola!'?». Y Olivar se hizo protagonista de la anécdota cuando la princesa agregó: «Dígale a su director que muchas gracias por llenar mi habitación de flores». Luego pasó lo que todos sabemos y hoy viene de consorte la sufrida Camilla, ejemplo moderno de princesita del cuento. Un amor de lo más romántico que supera el impacto que supuso lo del duque de Windsor con la hombruna Wallis Simpson.

Cincuenta euros cuesta el cóctel que, el día 31, ofrecerán a los príncipes ingleses en el Hotel Ritz. Sus salones parecen insuficientes para las demandas de un comité donde figura adelantada Sonsoles Díez de Rivera, muy activa en la asociación amistosa hispana-inglesa. Muchas invitadas encargaron tocados de Michel Meyer para crear ambiente, ya que, como será el día 19 a las 21 horas no hay lugar al «pamelón» y prima la ligereza peluquera.

Las visitas del príncipe a nuestro país suelen caer en primavera. Ya lo hizo para el enlace sevillano de la Infanta Elena y más tarde en la Expo, que, por cierto, nada tiene que ver con la que hoy mantiene atractivo Shanghái y que acabo de «revisitar» por el desfile de Mango. La marca española ya cuenta con doscientas tiendas en China, ese enorme país siempre sorprendente en el que te encuentras a un euro los «muñecos» que en Prada cuestan 80 y te maravillan con sus réplicas de Chanel. Pero de Shanghái, su perdurable Expo e inagotable reclamo contaré más y mejor cuando deshaga las maletas.