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Cristiano no tiene piedad del Betis
Cristiano Ronaldo hizo el primer gol de su vida profesional al Betis, cuando jugaba en el Sporting de Lisboa; pero con el Madrid era el único equipo de la Liga que se le resistía, hasta ayer. Cuando el líder temía por los 10 puntos de ventaja sobre el Barça, temblaba por el resultado y era incapaz de sujetar a los lebreles de Pepe Mel, el instinto goleador del portugués le rescató de la angustia. Higuaín empató el tanto de Molina y él remontó el de Montero. La décima victoria madridista consecutiva fuera de casa no estuvo exenta de polémica, pues en el último suspiro los béticos pidieron penalti por mano de Ramos. Sagués, sustituto de Iturralde, no lo vio.
«El Mentiroso» es la primera novela de Pepe Mel. Conspiraciones, misterios, falsas apariencias, todo lo contrario que el fútbol que propone: transparente. El Betis no especula, no engaña, puede o no puede, pero lo intenta. No le detiene la categoría del rival, el objetivo es vencer. No miente. Por eso salió a merendarse al Madrid desde el comienzo. A los diez minutos, el premio a la constancia –contraataque veloz y defensa de rigor–, el gol. Con fortuna.
Mientras Özil intentaba encontrar su lugar, Cristiano no sabía cómo llegar a la línea de fondo y Kaká se situaba a la altura de Alonso para armar el juego, el Betis sabía qué hacer. Con cierta suerte, cuando caía, Salva Sevilla logró colgar el balón hacia la posición de Rubén Castro, que lo bajó con el pie, pero le rebotó en el codo con tanta fortuna que el árbitro no lo vio y él pudo pasárselo a Molina, quien, delante de Casillas, hizo lo más sencillo: chutar y marcar.
Reclamó el portero madridista la infracción, también más atención a sus compañeros. En la banda empezó a librarse otra batalla... psicológica. Mourinho le dijo a Chendo que recordara al cuarto árbitro lo antirreglamentario del origen del gol; Karanka hizo otro recado y se lo refrescó al asistente. Pura presión. Pero no hay otra más efectiva que el buen fútbol o, en su defecto, un acierto aislado, como el de Higuaín. Özil, desaparecido hasta el minuto 25, lanzó al «Pipa», quien, mientras corría tras el balón, miró a la derecha por si el asistente indicaba fuera de juego. Partió en posición correcta y «fusiló» a Fabricio.
No lograba el Madrid adueñarse del partido, le resultaba difícil contrarrestar la velocidad bética en el centro del campo y las incursiones de los puntas. Cambió a Özil y a Cristiano de banda, pero no mejoró; ni Arbeloa ni Marcelo subían; en cambio Molina metía en problemas a Ramos y Salva Sevilla exigió que Casillas tocara lo justo con los dedos para que el balón rebotara en el larguero. El sonido de la madera espabiló al Real, que contragolpeó y en lugar de encajar el segundo pudo marcarlo él, pero Fabricio leyó las intenciones de Ronaldo y despejó.
Avanzaba el partido hacia el descanso e Iturralde, hacia los médicos. Cojeaba y el segundo tiempo lo dirigió Sagués Oscoz, el cuarto árbitro. «La novedad» no intervino en la jugada del 1-2 –tampoco en otros avatares del partido, porque se abstuvo–, cuando Kaká pasó a la izquierda, donde Marcelo, por primera vez vanguardia, en el área tocó hacia Cristiano y éste no tuvo más que empujar la pelota.
El trigesimoprimer gol de Cristiano en la Liga, ¡qué barbaridad en 26 partidos!, no amilanó al Betis, que prosiguió con el guión y sólo dos minutos después aprovechó un error en el despeje de Arbeloa para empatar. El tanto fue de Jefferson Montero, raso y colocado, difícil de parar. Casillas volvió a enfadarse; los béticos celebraron el tanto y fueron a por el tercero, que Iker despejó en dos acciones afortunadas ante Montero. El Madrid no sabía cómo domar al Betis; entonces Mourinho pensó que la solución podría ser el fútbol. En la banda calentaron Granero y Benzema. Era un partido de ida y vuelta, sin rigor defensivo ni precauciones en la línea media. Ambos querían ganar y en cada acción se volcaban sobre la portería contraria.
El enésimo ataque verdiblanco terminó en la mano de Alonso, dentro del área. Si no fue la de Castro, tampoco ésta. Juticia divina; de la humana se encargó Cristiano Ronaldo, autor del tanto de la victoria al aprovechar un fantástico, pero corto, despeje de Fabricio. Ronaldo, 32 agoles ya, no tuvo piedad del Betis, que mereció al menos el empate. Lo vio cerca cuando en el minuto 93 la pelota rebotó en el brazo de Sergio Ramos. Hubiese sido penalti, acaso el empate. El árbitro no lo apreció. El Madrid sigue destacado.
- Ficha técnica:
2 - Real Betis: Fabricio; Nelson, Dorado, Paulao, Nacho; Beñat, Iriney (Cañas, m.77), Salva Sevilla (Santa Cruz, m.73); Jefferson Montero, Jorge Molina (Pozuelo, m.65) y Rubén Castro.
3 - Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Pepe, Marcelo; Khedira, Xabi Alonso; Özil (Benzemá, m.88), Kaká (Granero, m.75); Cristiano Ronaldo e Higuaín (Callejón, m.78)
Goles: 1-0, M.10: Jorge Molina. 1-1, M.25: Higuaín. 1-2, M.52: Cristiano Ronaldo. 2-2, M.54: Jefferson Montero. 2-3, M.73: Cristiano Ronaldo.
Árbitro: Eduardo Iturralde González (Comité Vasco). Amonestó a los visitantes Kaká (m.36), Higuaín (m.37) y Arbeloa (m.92) y al local Iriney (m.35).
Incidencias: Partido disputado en el estadio Benito Villamarín ante algo más de 50.000 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones. Antes del partido se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento del que fuera presidente del Betis Juan Manuel Mauduit. En la segunda parte tuvo que dirigir el partido el cuarto árbitro, Gorka Sagués Orkoz, ya que Iturralde González se quejó de un pinchazo en el muslo izquierdo.
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