Educación
Pantera rosa
Es cierto que la obesidad infantil es un problema, pero no es al Gobierno al que le corresponde solucionarlo, y menos con leyes. Para eso están los padres y la educación. Hay que informar, concienciar, no prohibir. Que no nos mientan. Si realmente les preocupara que uno de cada cuatro menores sea obeso, prohibirían la venta definitiva de estos productos, y no sólo en los colegios. ¿Qué pasa, que si el niño engorda fuera del centro ya no les importa que sufra sobrepeso o que sea más propenso a determinadas enfermedades? Debe ser que no, a juzgar por la nueva ley de educación, que reduce las horas de educación física en los colegios. Esto es como las multas de tráfico, que con la careta de la seguridad, despluman al conductor. Si realmente les preocupa la salud pública, deberían prohibir la venta de tabaco que no solo es dañino y mortal para quien lo consume, sino para los que están alrededor y eso excede la libertad individual. Pero los impuestos sobre el tabaco que se embolsa el gobierno de turno son demasiado golosos. Es más rentable prohibir la pantera rosa, a no ser que lleve burka. Hay cosas mucho peores en los colegios en las que sí debería intervenir un gobierno y no en lo que come un alumno. Urge más una digna Ley del Menor que prohibir que el phoskito salga de una máquina expendedora. Por esta regla de tres, que prohíban los coches, para reducir accidentes, los cuchillos de cocina, para evitar asesinatos, el alcohol, porque no deja de ser una droga, los chuletones de Ávila, la panceta y la fabada. Señores, el estreñimiento es malísimo para la salud. Tiemblo al imaginar lo próximo.
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