–Eurovisión se celebra este año en Baku, Azerbayán. ¿Sabe por dónde cae eso?
–He tenido que mirar en internet. No queda cerquita.

–Y en febrero seleccionarán la canción. ¿Cuál elegiría usted?
–«No me da miedo». Y es verdad: no me da miedo ir a Eurovisión. Soy más valiente de lo que creía.

–«Nada de flamenquito ni de copla, que eso no lo entienden bien por ahí», ha dicho. ¿Qué entienden bien por ahí?
–El pop, la balada. No conviene ponernos folclóricos. Se puede meter un quejío en la canción, pero nada más.

–No estaba en sus planes ir al festival...
–Nunca me ha gustado que me examinen, que me puntúen. Representar a España y que no me impusieran la canción me hizo cambiar de idea.

–Dijo que era un arma de doble filo. ¿En qué le puede perjudicar?
–Eso nunca se sabe. Pero tengo un público muy fiel que no va a dejar de seguirme pase lo que pase.

–Seguro que ha pensado en qué le puede beneficiar...
–Claro: Europa es un mercado difícil para los que cantamos en español. La promoción de Eurovisión es fuerte. A lo mejor me salen galas en Letonia.

–Ganar sería ir contra lo habitual...
–Sería la bomba, pero hay mucha política en el festival: cada uno vota a sus vecinos, y esta vez nosotros no tenemos a Andorra.

–¿Qué canción de las suyas le cantaría a la Merkel?
–«Una mujer como yo».

–¿Y a Sarkozy?
–«Algo pequeñito, algo chiquitito», la que cantó Daniel Diges.

–¿Y a Mariano Rajoy?
–«El mundo entre mis manos». Ahora nuestro mundo está en sus manos.

–Han criticado que fuera elegida a dedo por TVE...
–Siempre criticarán todo: a la intérprete, la canción, el vestuario...Genera mucha crítica Eurovisión. Me tengo que hacer una coraza.

–Y me imagino que me dirá que no ha movido un dedo por ir...
–No he movido un dedo por ir a Eurovisión. Me llamaron, no llamé.

–¿Cree que «La, la, la» volvería a ganar hoy?
-Creo que sí. Seguiría causando impacto.

–Arrasaría una titulada «La prima de riesgo».