Pobreza y miedo por Paloma Pedrero

En España, doce millones de personas viven en vulnerabilidad. Dicen los expertos que no es un problema de la actual crisis. Antes del desastre financiero ya había más de un diecinueve por ciento de la ciudadanía viviendo en la pobreza. Parece que la falta de políticas sociales de fondo nos colocan, junto con Portugal, Grecia y Holanda, entre los países europeos con una tasa más alta de personas que son pobres, al menos una vez en un periodo de tres años. Es decir, que en España es fácil caer y posible remontar, pero en esas caídas cierto número de personas no logran volver al nivel de dignidad material que poseían antes. Hoy, la vulnerabilidad es mayor y el miedo se ha instalado entre nosotros de forma tortuosa. Los que no tienen empleo están aterrados pensando que no podrán encontrarlo. Los que tienen trabajo temen perderlo. Como bien saben, no es en absoluto infundado el temor. Cada día hay más personas con la soga al cuello. La cuestión es que el miedo paraliza, roba la energía, la acción, los sueños. Los que tienen guardan por si acaso. Los que no tienen entran en procesos de depresión y angustia, pierden el equilibrio y dejan de actuar. Los políticos mediáticos, por su parte, no dicen nada. Hablan de sacrificio, pero es un sacrificio sin límite y no de todos. No expresan solidaridad con las víctimas, no comprenden que su responsabilidad es resolver y alentar. Alentar a los vulnerables con palabras y hechos. No, la felicidad no está en el puto dinero. Pero en un mundo obsesionado con basarlo todo en la economía, la pobreza no tendrá solución. Cegados por la ambición habrá violencia y desequilibrio. Es decir, pobreza y miedo.