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Con silicona hasta en la mandíbula
MADRID- Son más de 18.000 españolas las afectadas por los implantes mamarios PIP (Poly Implant Prothèse). La incertidumbre se ha apoderado de muchas de ellas a pesar de la iniciativa del Ministerio de Sanidad de imponer un protocolo para la explantación, seguimiento y sustitución de estos implantes. Pero no deja de ser sólo una guía, no una solución.
Los teléfonos que han habilitado y los centros de referencia a los que pueden acudir las mujeres no son suficientes. «Sanidad no está cumpliendo y en los hospitales no nos hacen caso», afirma Eva Giménez, portavoz de las afectadas y una de las jóvenes que se manifestaron ayer delante de la Consejería de Sanidad de Valencia «porque el Ministerio ha incumplido su palabra», insiste. A ella se sumaron una veintena más de víctimas del fraude del fabricante galo Jean-Claude Mas. No sólo exigen una mayor actuación por parte del ministerio que dirige Ana Mato, también quieren dar a conocer los problemas de salud por los que atraviesan derivados de la mala calidad de estos implantes . Emi decidió quitarse sus prótesis hace unos meses. Le molestaban y tenía miedo. La semana pasada se realizó una resonancia magnética para ver si le había quedado algún residuo de silicona no médica dentro del cuerpo. Y sí. La prueba de contraste revelaba que ésta se había extendido por ambas mamas, el cuello, la parte occipital de la cabeza, la axila, e incluso tenía restos en la mandíbula.
Su caso no es el único, pero también ocurre con otras siliconas, como afirma el presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica y Reparadora (Secpre), Jaume Masia: «La silicona migra, aunque no suele alcanzar la mandíbula; suele desplazarse a las axilas». Aunque desde la Unión Profesional de Médicos y Cirujanos Estéticos de España instan al Gobierno a sufragar los gastos de las explantaciones, desde la Secpre mantienen que «se debe hacer cargo el responsable y en este caso apunta al Gobierno francés más que al español», afirma Masia. Los propios cirujanos se consideran estafados y por eso más de un centenar han creado una plataforma en la que evalúan las acciones legales que van a tomar contra el «doctor PIP».
«Le dieron nolotil y a casa»
Mari Ángeles tiene 46 años. En 2004 se operó el pecho y le colocaron unas PIP. Lleva ocho días en la cama con fiebre. «Tiene una mama dada la vuelta y clavada en la costilla», explica su hija Pili. Ella también lleva prótesis defectuosas, pero «por ahora no me molestan, aunque tengo miedo». Hace unos días, ante el empeoramiento de la salud de su madre, la acompañó al hospital: «En cuanto dijimos que llevaba PIP le dieron nolotil y a casa».
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