Pakistán

Pakistán entre la desconfianza occidental y la represalia talibán

Pakistán reconoce que fue un «fracaso» de sus servicios de inteligencia el no haber eliminado a Osama Ben Laden, que se refugió durante años en un complejo militar a sólo 100 km de Islamabad. 

La Razón
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¿Conocía Pakistán el escondite del líder de Al Qaida? La operación secreta que culminó con la muerte del líder fue elaborada durante varios años. Se sospechaba que el máximo dirigente de Al Qaida se ocultaba en Pakistán, pero la inteligencia de EE UU le había perdido el rastro hasta agosto. Entonces le siguieron la pista a un alto asesor de Ben Laden, Umar Patek, y descubrieron que podría vivir con él, en una lujosa residencia.

Abbottabad alberga una gran base del Ejército paquistaní, una academia, un gran hospital militar y otras instalaciones que podrían haberle servido como apoyo. Un agente secreto del ISI (Servicios de Inteligencia paquistaníes) reveló ayer a la BBC que el complejo militar donde se escondía el jefe de Al Qaida «no estaba en nuestro radar» desde 2003. La revelación arroja a la luz que la CIA y el ISI sabían desde hacía tiempo que el enemigo número uno de EE UU se encontraba allí y también plantea la escasa colaboración entre los servicios de inteligencia estadounidenses y paquistaníes.

Desde el 11-S, Islamabad ha recibido 20 millones de dólares en la lucha contra el terrorismo. Por lo general, la Casa Blanca ha alabado la «colaboración» de Pakistán en materia de terrorismo. Incluso, Obama dijo el domingo que la operación contra Ben Laden se hizo en colaboración con las autoridades paquistaníes. Poco después, el Departamento de Estado aseguró que no proporcionó información a Pakistán hasta que el golpe fue ejecutado, por temor a poner en peligro la operación.

Afirmación que deja en un lugar incómodo al Gobierno paquistaní y al ISI, que han negado categóricamente durante casi una década que ampararan refugio al terrorista.
El hecho de que Ben Laden no estuviera oculto en las montañas de la frontera sino viviendo en una lujosa mansión, que además aloja a decenas de militares retirados, alentará a quienes opinaban que Pakistán está jugando un doble juego.