Bruselas
Dar vueltas a la peonza por José Clemente
Después del estrepitoso fracaso de la «huelga general política» y su posterior manifestación, en la que hubo codazos y empujones para apropiarse de ella (que se lo digan a González Tovar), a la oposición política y mediática no le queda de qué hablar más que de la hora en que Ramón Luis Valcárcel decida su retirada de San Esteban, algo, por otro lado tan poco novedoso, viejo, repetido, reiterado, insistente, frecuente y archisabido, que sólo los necios no se aburren con ello, aunque sea soporífero y entren ganas de dormir. Hablo una vez más y perdone querido lector por tan insistente, manoseado y repetitivo tostón, del día ese en que Valcárcel decida irse a casa, salir de la política regional, afincarse en Bruselas, dedicarse a la fotografía, retornar a la lectura kilométrica que le aguarda sobre la Historia del Arte y sus vanguardias, su pase a la reserva, su nominación para el comité de sabios de la Región, la patada hacia arriba en Madrid o un consejo de administración de una gran multinacional, donde dejarse crecer la barba, peinarse el bigote, tocar la guitarra con los nietos y ver pasar las horas, que decía Bécquer. Valcárcel ya lo ha dicho por activa y por pasiva que se quiere dedicar a Europa sin olvidarse de la Región, a la que siempre llevará consigo. ¿ Y cuándo será eso? Cuando la Región esté a salvo de la puñetera crisis, porque antes se dejará, como está haciendo, la piel por ella. Lo demás, es dar vueltas a la peonza, llenar páginas de periódicos, elucubrar y hacerse pajas mentales, sobre todo, después del fracaso sindical.
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