Sevilla
Toca sequía por Lucas HAURIE
Pasados ocho años del último verano de calor asfixiante y tres lustros después del último pico severo de sequía, ya va tocando que la escasez de agua se convierta en asunto de portada. Nada achacable al (por suerte) olvidado cambio climático, son los ciclos naturales de la meteorología. Este jueves se anuncia lluvioso en Sevilla pero pasó octubre sin que cayese una gota y ya van dos borrascas otoñales, las que más precipitaciones dejan en la Baja Andalucía, que se han quedado en un amago sin descarga. Ante la probable carestía del líquido elemento, las autoridades tienen dos opciones: tocar la campana como los augures del Apocalipsis o implementar, de una santa vez, un plan hidrológico serio que termine con el aldeanismo de cuatro políticos miopes que quieren convertir los ríos en patrimonios de su pueblo. La probable mayoría absoluta, el 20-N, del partido que ya gobierna en la práctica totalidad de las comunidades autónomas se presenta como una ocasión pintiparada para terminar con un problema que no pide soluciones cortoplacistas, sino responsabilidad. España tiene agua de sobra, incluso si en alguna de sus regiones se tira sin llover cuatro años. Urge despojar al principio de solidaridad del adjetivo «territorial».
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