Ginebra

Una tregua imposible

Los rebeldes sirios avanzan en Alepo mientras el régimen pone sus «condiciones» para el alto el fuego

Los rebeldes se cubren del fuego enemigo en uno de los principales barrios de Alepo
Los rebeldes se cubren del fuego enemigo en uno de los principales barrios de Alepolarazon

IDLIB- Mientras los sirios esperaban ayer a la decisión de Damasco de aceptar un alto el fuego temporal para que los musulmanes puedan celebrar este fin de semana la Fiesta de Sacrificio, los tanques del Ejército bombardeaban de nuevo el suburbio de Harasta, al norte de la capital, donde al menos cinco civiles murieron.

La incursión de las fuerzas sirias en este distrito se produce después de que el Ejército Libre de Siria (ELS) tomara dos puestos de control a las afueras de Damasco, en la carretera principal que conecta la capital con Alepo. En la capital económica del país, asediada desde hace tres meses, los rebeldes tomaron ayer el control de la sede principal de la Policía Judicial en el barrio kurdo de Ashrafiya, en medio de duros combates con las fuerzas gubernamentales, que dejaron una decena de muertos y quince heridos. En esta sede policial, las autoridades han mantenido a numerosos detenidos y han cometido torturas.

La tregua temporal ofrecida por el mediador internacional en Siria, Lakhdar Brahimi, para la festividad del cordero parecía ayer una utopía. A las «condiciones» impuestas por el régimen se suma el escepticismo de los rebeldes. El Ejécito Libre de Siria se comprometió a aceptar la «tregua frágil», pero las facciones yihadistas que combaten en sus filas se han negado a acatarla. El alto el fuego coincide con los llamamientos de los investigadores de crímenes de guerra de la ONU al régimen sirio para permitir la entrada al país a un equipo internacional y poder entrevistarse con el presidente, Bachar al Asad. Los investigadores de crímenes de guerra de la ONU ya han realizado un documento preliminar, basado en los testimonios de refugiados y militares desertores, pero no han podido reunirse con soldados ni familiares de miembros del régimen que hayan muerto en manos de los rebeldes. En el primer informe, los expertos admitieron que las fuerzas del régimen y milicias aliadas cometieron crímenes de guerra, como asesinatos y torturas de civiles, en lo que parecía ser una política dirigida por el Estado.

Ahora la comisión investigadora busca acercar las pruebas dentro del país y no sólo con los testimonios de los que han huido de Siria. Hasta la fecha, Damasco ha vetado el acceso a los investigadores internacional de crímenes de guerra, y no parece que haya signos de que el régimen vaya a cambiar de postura al respecto.

«Hemos decidido enviar una carta al presidente Asad solicitando una reunión. Sería muy importante que pudiera recibirnos», declaró Pinheiro a los periodistas en Ginebra. Los investigadores han redactado una lista secreta de individuos y unidades sirios sospechosos de cometer crímenes que según dicen podría allanar el camino para futuros procesamientos.

 

Tras los sospechosos de Bengasi
Un tunecino identificado como Ali Ani al Harzi sería el primer sospechoso arrestado por el asalto al consulado de EE UU el 11 de septiembre, que se cree que fue liderado por el grupo radical Ansar al Sharia, con presencia en Libia. Mientras, Egipto informó ayer de que otro sospechoso en la muerte de Stevens falleció en El Cairo en la madrugada, cuando la Policía lo sorprendió en su apartamento de Medinat Nasr. El sospechoso tendría vínculos con Al Qaeda, pero no queda clara su implicación en Bengasi, Informa F. Cicardi.