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Sin las manos atadas por Pilar Ferrer

La Razón
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Tras su magnífica sintonía con Angela Merkel, bien escenificada en Berlín, el presidente del Gobierno español acude mañana a su primer Consejo Europeo con una Ley de Estabilidad bajo el brazo y el firme compromiso de controlar el déficit. El objetivo de Mariano Rajoy es también demostrar en Bruselas que es capaz de embridar a las comunidades autónomas, de tan alta preocupación en Europa por su disparada deuda. Con respeto a la autonomía financiera de cada una de ellas, pero sin temblar el pulso para poner en orden sus cuentas, sin más despilfarros, en camino hacia el equilibrio presupuestario.

Frente a la fragilidad de su antecesor, Mariano Rajoy llega a la cumbre comunitaria con las manos limpias, sin ataduras. Mientras Zapatero fue rehén de sus propias veleidades ideológicas, aupándose muy tarde al farolillo rojo de la crisis, el actual jefe del Gobierno ha adoptado medidas duras, reformas estructurales y correctivos a las administraciones públicas que se desmanden. Mecanismos de control a imagen europea para el eje articular del estado: todos los organismos central, autonómico y local. Techo y regla de gasto claro, con las cartas boca arriba.

Más allá de la anécdota del helicóptero, que parece trasladará a la sede del Consejo a los líderes europeos, Rajoy afronta un reto trascendental: los millones de fondos disponibles para estimular el empleo, la gran lacra de nuestro país. La cantidad que le corresponda a España, del total de ochenta y dos mil millones, será clave para combatir el paro. El presidente español quiere que este dinero permita a empresas y autónomos la contratación, lo que beneficia la movilidad laboral. En suma, una cita clave para una nueva etapa. Con los deberes hechos.