Artistas
Mario Vaquerizo un reclamo en la noche de Palma por Jesús Mariñas
Junto con Alaska, Bimba Bosé y David Delfín se convirtió en la estrella del Club Náutico
Menuda transformación palmesana: de la estirada Carolina Herrera saltamos a Mario Vaquerizo. La crisis no perdona y parece tan antideportiva como los espantosos uniformes de nuestros olímpicos. Es como si ignorasen la sencillez deportiva, eso definido como «sport». Igualito sucede en Palma con la Copa del Rey, tan sólo realzada anteayer por el Príncipe en visita de médico, donde ni usó el polo tradicional. Le sobró para comprobar in situ en qué han transformado tal cita náutica que antaño convertía aquello en improvisada y reverencial corte veraniega a la sombra de Marivent. Enrique Puig, mantenedor con sus hermanos Antonio y Mariano de las 25 primeras ediciones del Trofeo Agua Brava , se habrá estremecido o acaso reído allá donde esté descansando. Palma con el mundo regatista contempla boquiabierta la transformación, el número y entidad de segundonas «celebrities» que han reemplazado a la Familia Real, que brilla por su ausencia. En su lugar, copan escenas marineras donde antaño teníamos a Don Juan Carlos, a Letizia con las infantitas o a Elena y Cristina regateando en el «Azur». La Reina marcaba el rumbo plácido siguiendo paciente las pruebas desde el «Fortuna», acompañada de sus hermanos Constantino y Ana María . Dejarse ver por el Real Club Náutico era signo de estatus al igual que alternar por la noche en Puerto Portals con el monarca y su familia en el Flaneegan de Miguel Arias. Algún día habrá que escribir la historia de aquel tiempo tan feliz donde un año se censuró ver a Ana Obregón chupando cámara marinera. Lo tomaron por insulto, irreverencia, a dónde habíamos llegado en excesos publicitarios que enfrentaron a los Puig con los entonces dirigentes del Náutico organizador y rompieron su compromiso de ya un cuarto de siglo. De aquellos polvos estos lodos con, además del marido de Alaska, Bimba Bosé y David Delfín. Igual fue para inspirar nuevos modelos marineros. De otra manera no se entiende, como aún resulta incomprensible la vestimenta casi rococó que nuestros deportistas usarán en Londres. Más que uniforme es un disfraz donde únicamente faltan lunares, abanico y peineta. Qué ocasión más desaprovechada de promocionar nuestra industria textil. Hasta parece antipatriótico.
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