Conciertos
Teddy no quería dejar rastro
Bautista habría acelerado la liquidación de SDAE justo antes de las elecciones mientras Neri se aseguraba un cargo de 313.000 euros en la SGAE
La Sociedad Digital de Autores y Editores, esa entidad que aportó poca o ninguna tecnología a la SGAE para controlar con más eficiencia el uso de su repertorio, tenía los días contados cuando los furgones de la Guardia Civil irrumpieron en el Palacio Longoria. Según declaró Bautista ante el juez Ruz, hacía ya casi un año que querían disolverla: «Y si hubiese salido todo bien, la habríamos cerrado hace un año y pico, la habríamos cerrado en realidad, a marzo abril de 2010. Los retrasos se fueron produciendo, señoría, que en el... en el... el... el, o sea, pintar un proceso en una organización que tiene cuatro y pico procesos es...», decía Bautista en el tono titubeante que caracteriza los más de 100 folios que ocupa su declaración. Que este proceso se hubiera alargado no es lo que le preocupaba al juez, sino unos plazos que, curiosamente, coincidían en el tiempo.
Escuchas incómodas
«¿Es cierto que tenían el objetivo de que el 30 de junio estuviera hecha esa liquidación y si finalmente se ha llevado así?», pregunta el juez. «No», dice primero, para después rectificar: «Perdón. No, efectivamente, nos fijamos como una, o sea, nos fijamos como una extensión porque la primera era 2010. Nos fijamos una extensión porque había muchos problemas». El juez insiste: «¿Por qué el 30 de junio tenía que estar terminado?». «Porque el 30 de junio es, o sea, el reparto más grande grande grande es a primeros de junio». Pero el juez sigue insatisfecho con la respuesta. «El hecho de la coincidencia, 30 de junio, fecha del proceso electoral, tiene algo que ver o es casualidad?». «Casualidad», responde Bautista. Una vez más, Ruz puede mostrar una conversación telefónica que pone en evidencia lo que aseguró el imputado: «El señor Neri manifiesta que, tanto él como usted lo querían tener con urgencia, en todo caso antes del 30 de junio. En algún momento el señor Neri habla de que antes de que puedan llegar los otros (...). ¿Había alguna motivación en que quedara liquidada antes de que pudiera haber un cambio?». «No, no, no. De ninguna manera», dice Bautista. Pero su premura aparece todavía en otra conversación telefónica del 30 de abril de 2011 entre Neri y Patricia (que ejerce las labores de contabilidad entre SDAE y Portal Latino) en la que se alude al proyecto de integración de la SDAE en la SGAE: «Al presidente –dice Neri– le gustaría que antes del 30, antes de las elecciones, esté terminado el asunto éste» y le pide a Patricia: «dime de quién tendrías que tirar, que me da igual, que me diga lo que cuesta», asegura Neri. Sus explicaciones ante el juez no son mucho más convincentes: «¿Cómo surge la idea o necesidad de terminar con la SDAE?», le pregunta el juez a Rodríguez Neri. Responde que existen dos motivos: «El principal es que en julio del año pasado hay una sentencia definitiva en el Supremo, de los Editores, que iniciaron el proceso nada más constituirse la Sociedad, en la que nos obliga a ... a disolver la Sociedad».
Un problema de auditorías
Se le interroga entonces por el segundo motivo: la finalización del proyecto TESEO. El juez le interroga sobre si se fijó algún plazo concreto para liquidar SDAE: «Se determinó que se haría, según, eh... los intereses de la SGAE, lo antes posible. Se nombraba a Ricardo Azcoaga como la persona que tenía que diseñar cómo se haría y se entendió que el plazo del 30 de junio era el más conveniente, porque, pasado ese plazo, habría que auditar otra vez las cuentas (...)». Ruz se refiere entonces directamente al hecho de que la liquidación se produzca antes de las elecciones del 30 de junio. Titubea Neri: «No, yo creo...». Y el magistrado sigue: «Por la posibilidad de que entrara un nuevo equipo directivo distinto del que estaba ahora». «No, no. Fue por esto que le decía de... de las auditorías, que es un hecho relevante porque si no tienes que entrar otra vez en un proceso que te puede llevar meses. A nosotros las auditorías nos llevan meses siempre (...)».
De las conversaciones interceptadas por la Guardia Civil, contenidas en el sumario se desprende que la disolución de la SDAE era clave para Rodríguez Neri. El 15 y 16 de junio busca una reunión con un abogado especializado en fusión de sociedades, según se sabe gracias a las llamadas entre Neri y su cuñada, Pilar Eva García Pombo.Tras la reunión, que mantiene el día 16, el 17 Neri le explica a su cuñada que «al final se hace una cesión de activos y pasivos al socio que es la SGAE» y le explica el mecanismo legal para llevarlo a cabo. Neri también le dice que «se va a hacer antes del 30 de junio, para evitar tener que entregar un informe de un auditor ya que las cuentas están auditadas ya».
Un sueldo con muchos ceros para Neri
¿Cuál será el papel del propio Neri una vez absorbida la SDAE por SGAE?. El día 22, le llama la jefa de personal de la SGAE: le han enviado un documento que no le convence, y dice que «pensaba que le iban a preparar el contrato tipo que están haciendo, el de directivos». Añade también que «él tiene un documento que le dio Teddy en la última reunión, el convenio general de cómo pasa de un sitio a otro». Y se lo deja bien claro a su interlocutora: «Lo que quiere es un acuerdo de salida de SDAE en el que se reconocen todos sus derechos adquiridos allí y se incorporan aquí, en la SGAE». Su incorporación a SGAE debería ser inmediata, el 1 de julio, y plantea lo que, a su juicio, deberá cobrar: «A partir de ese momento como director de sistemas, él tiene el salario completo que estaba recibiendo en SDAE». Cuando Natividad le hace ver que él ya es director de sistemas informáticos de SGAE, él responde que sí, «pero con un salario de 30.000 o 40.000 al año». Nada que ver con lo que pretende cobrar: más de 313.000 euros brutos, según otra conversación del día 27. Aquí Neri ya había hecho sus cálculos: le quedarían, después de impuestos, en 182.000 netos. Neri le pide que le envíe todo por correo «para hablarlo mañana con el presidente». El día 28 Neri se reúne con Azcoaga que le informa de un obstáculo: la operación tiene que tener el visto bueno del Consejo. Neri demuestra una vez más su mando: da órdenes para que se haga todo deprisa, aunque sea mandando dos documentos electrónicos a todo los consejeros, uno para que firmen los de Madrid, otro para los de Barcelona.
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