Conciertos

Chopin nunca vivió aquí

Lo único cierto es que residió un invierno en la Cartuja de Valldemossa con George Sand (ella lo contó precisamente en el libro «Un invierno en Mallorca») y sus hijos (de 1838 a 1839), pero ni la celda que se mostraba a los turistas como la que había sido habitada por Frederic Chopin ni el piano en que se presumía que compuso lo eran

Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borgeslarazon

Fiasco total para los cientos de turistas que peregrinan año tras año en busca de la pista mallorquina del artista. Así se deduce de una sentencia de un juzgado de lo mercantil de Palma, según informa Efe. La confusión está en dos números de celda, el 2 y el 4, con los que el destino jugó caprichosamente. Y ésta es la explicación: la resolución responde a la demanda presentada por la propietaria de la celda 4 contra la sociedad propietaria de la 2, en la que se aseguraba que residió el músico del 15 de diciembre de 1838 al 11 de febrero de 1839.

Un piano que nunca tocó
Según la sentencia, fue en la 4 donde realmente moró el artista, por lo que exige a la propietaria de la número 2 que deje de hacer publicidad de ella. El juez (a través de un nutrido paquete de documentos, dibujos cartas y testimonios) condena también a los demandados a que publiquen la corrección del número de celda en medios de comunicación, la difundan y retiren el piano actualmente en exposición, cuya construcción data de mediados del siglo XIX. Las fechas, por tanto, no casan.

La jueza destaca el valor probatorio de los documentos, que son, entre otros, varias misivas del hombre que moraba en la celda antes que la familia Chopin, Ignacio Durán, una de la propia George Sand y otras dos del banquero que cobró a aquélla el alquiler de la habitación. En una de las cartas, Sand narra describe la celda, «de tres habitaciones y un jardín lleno de limoneros», descripción que coincide con la de la número 4 (y no con la 2). También se basa la sentencia en los dibujos de paisajes que pintaron Sand y su hijo Maurice desde la celda, uno de los cuales, realizado por el pequeño, solamente pudo dibujarse desde el enclave de la celda 4. La juez explica que las pruebas acreditan «totalmente» que la celda verdadera fue la 4, algo que «no sólo ha provocado durante un siglo entero (desde 1910) error en el consumidor, sino que además ha creado confusión en los visitantes».