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La crisis lleva el «tupper» a los comedores escolares

La crisis lleva el «tupper» a los comedores escolares
La crisis lleva el «tupper» a los comedores escolareslarazon

Barcelona- Los alumnos del colegio Ridolaina de Montellà, una escuela rural de la Cerdanya, ya no pueden llevar el «tupper» que sus padres les preparan para comer en el colegio. Si bien durante todo el primer trimestre una quincena de los 33 alumnos que hay en el centro podían comer con su fiambrera, lo tienen prohibido desde la última visita de un inspector educativo al centro.

«No nos han dado ningún motivo para prohibirlo. Con los tiempos que corren, muchas familias no pueden asumir los gastos de comedor y era una alternativa muy útil», lamenta Nuria Burnat, una de las madres afectadas. Burnat explica que desde el servicio de catering se había llegado a contratar un monitor extra para vigilar a los niños durante la comida, y que los alimentos que venían de casa se guardaban en una nevera aparte y se calentaban en un horno distinto.

Tras la prohibición de la fiambrera, sólo cuatro niños han optado por el servicio de comedor, que supone un gasto de 7,20 euros al día. Burnat ha preferido que los niños coman en casa y cada día va a buscar a sus hijos en coche, a unos 10 minutos del centro. «Desde el asociación de padres hemos enviado una carta a Enseñanza para pedir explicaciones, pero todavía no hemos tenido respuesta», apunta esta madre.
La problemática de este centro despunta en pleno debate sobre el uso del «tupper» en los colegios públicos, precisamente en una época en la que los recortes copan los titulares y las familias hacen malabarismos para llegar a fin de mes. Y es que mientras en la pública los padres se encuentran con problemas para llevar la fiambrera a la hora de comer, en la red concertada es una práctica más que habitual y estandarizada. Los niños comen con el resto, pero guardan su comida en neveras distintas.

Desde la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Fapac) exigen a la conselleria una normativa que permita el uso de la fiambrera en el comedor escolar. «Existe un vacío legal en la normativa respecto al comedor que deja en el aire el uso del "tupper", lo único que pedimos es una normativa adecuada para poder adaptarnos a la situación de recortes», reclama su presidenta, Imma Fuyà, que pone el acento en el significativo recorte que han padecido las becas de comedor. Para salvar el déficit de las arcas públicas, la conselleria de Enseñanza también ha tenido que apretarse el cinturón, y uno de los varapalos ha recaído en este tipo de ayudas, que perdieron el año pasado 3,7 millones.

Fuentes de la conselleria certifican que la normativa vigente no regula el uso del «tupper» en los centros, y que «sólo incide en intolerancias o alergias alimentícias». Desde el departamento, no obstante, «no se plantean» modificar la normativa porque, según defienden, no han recibido ninguna petición formal para poder incluir a la fiambrera en el comedor escolar.

 

Práctica común en la concertada
Mientras los padres de la escuela pública se encuentran con trabas para poder llevar su propia comida al centro, en la red concertada la práctica se lleva a cabo, en algunos casos, desde hace más de 30 años. Así ocurre, por ejemplo, en el colegio Solc de Barcelona, que permite a los alumnos traer su comida de casa y que, con la crisis económica, ha llegado a triplicar el número de estudiantes que optan por el «tupper». En la escuela Súnion, también de Barcelona, son tres las neveras que se utlizan para guardar las fiambreras. En este centro, comer tres días en el comedor cuesta 95 euros al mes, mientras que si el alumno se trae la comida de casa tiene que pagar 16 euros, para cubiertos, pan y agua así como la asistencia y vigilancia.