España

Con nombre de mujer

La violencia de género se ha consolidado como una lacra social, pero la lucha contra ella es ineficiente 

Con nombre de mujer
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La violencia de género es tan antigua como las relaciones entre los hombres y mujeres. Sin embargo, este lastre social ha estado legitimado en la cultura española durante décadas. Hasta 1983, los códigos penales consideraban la relación conyugal un atenuante en los malos tratos.

Ya no es así. La violencia contra las mujeres es hoy considerada como uno de los grandes problemas de la sociedad y se lucha contra ella desde diferentes ámbitos. Durante esta década nació la primera legislación orientada a combatir los malos tratos de los hombres hacia las mujeres: la Ley Contra la Violencia de Género, aprobada en las navidades de 2004.

Cinco años después de la llegada de la norma, su aplicación deja más sombras que luces. Son muchas las mujeres que se animan a denunciar a sus verdugos y que quedan, aún así, desprotegidas, pero son más todavía las que no se atreven a acusarles. En los últimos años, una de cada cuatro de las víctimas mortales de violencia de género había denunciado y solicitado medidas de protección, lo que no las salvó de morir asesinadas.

Los menores son los grandes olvidados de la norma, pues les excluye como víctimas de la violencia doméstica. Sólo en 2010, al menos once niños han muerto en manos de maltratadores y en torno a medio centenar ha perdido a su madre.

Hay otro fenómeno que tiene como principales víctimas a las mujeres: la trata de personas. España es un mercado ideal para las mafias que explotan sexualmente a mujeres, ya que la alegalidad de la prostitución contribuye a este jugoso negocio. El Plan Integral de Lucha contra la Trata de Seres Humanos con fines de explotación sexual, aprobado en 2008, ayuda a combatir contra estos grupos organizados, pero queda mucho trabajo por hacer.

Eso sí, este lustro fue testigo del nacimiento y muerte del Ministerio de Igualdad, creado en 2008 y desaparecido en la última remodelación del Gobierno, en la que fue integrado en el Ministerio de Sanidad. Con más pena que gloria, esta cartera se ha caracterizado por su ineficacia política.