CC OO
Nadie cree ya en Rodiezmo
A menos de un mes de la huelga general, la ausencia de Zapatero deja el acto sindical desangelado / Parte del público pide a Méndez que desconvoque el paro del 29-S
Todo ello ante un público mucho menos numeroso que el de años anteriores. Y es que Rodiezmo sin Zapatero no es lo mismo. Estaban los de siempre: Alfonso Guerra, un clásico ya del acto, codo con codo con el anfitrión, el secretario general de UGT, Cándido Méndez y de la mano del presidente asturiano, Vicente Álvarez Areces. Y todos, sin excepción, arremetieron contra los populares y contra sus dirigentes, sin olvidarse de criticar la reforma laboral impulsada por el Gobierno o la congelación de las pensiones. Nadie se salvó.
Antes de que comenzara el acto, Areces y el secetario de Libertades Públicas y diputado del PSOE, Álvaro Cuesta, marcaban la línea: mutis sobre Zapatero y palos contra Rajoy. Cuesta, sin morderse la lengua y en una declaración un tanto sui generis, le criticó por «salir sin cinturón y apoyar a gente que da positivo en controles de alcoholemia». Más allá, aunque en el ambiente propio del acto, fue Alfonso Guerra, que comenzó por calificar a Rajoy de «holgazán, haragán y perezoso». De ahí pasó, tras las últimas declaraciones del líder popular, a decir que el «jefe del PP, que llevaba mucho tiempo tumbado en la hamaca con el puro, ha dicho que quería ir a Rodiezmo». Y del sarcasmo dio un salto para preguntarse dónde estaban los miembros del PP en ediciones anteriores, dónde estaban «los roba trajes, los roba bolsos y roba relojes de Valencia». De remate, y en esa línea valenciana, sentenció que los de Génova «dicen que son el partido de los trabajadores, pero de los trabajadores del "Gürtel"».
Cándido Méndez ejerció de lo que le corresponde, de sindicalista, arengando a las masas a respaldar la huelga general del 29, y mostrando su tono más crítico con las políticas y medidas del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero. «La política del Gobierno en el ámbito social y económico va por mal camino», subrayó. «Por eso hemos convocado la huelga», exclamó, mientras desde el público algunos le gritaban «no lo hagáis». En esa línea crítica recalcó que «el problema no es que el Gobierno se haya quedado sin discurso, es que se ha abrazado al discurso que combatía hace pocos meses».
El secretario general de UGT hurgó en esa herida y afirmó sin dudar que «la política del Gobierno es un canto a la impotencia y la resignación, es negar las posibilidades de futuro», al tiempo que advertía de que «están a punto de hacer trizas el pacto de Toledo». Y tras criticar la reforma laboral («no deja a salvo a nadie», dijo), le tocó el turno al retraso de la edad de jubilación: «¿Quién le garantiza un empleo a un trabajador de 63 años?», se preguntaba. Pero Méndez aún se guardaba espacio en su discurso para el PP. Según él, con su política de oposición, «sólo busca recoger los frutos de esta deriva del Gobierno».
Vicente Álvarez Areces, que se despidió de Rodiezmo como presidente asturiano, defendió al Gobierno de Zapatero por su apoyo al carbón y concluyó con críticas a Vidal-Quadras y a los «cínicos del PP que quieren liquidar el carbón».
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