Tres de cada cuatro españoles a favor de los habitáculos para fumar

Votantes de todos los partidos apoyan esta medida. La encuesta desvela que el 77,6 por ciento de los que votaron al PSOE y el 84,1 por ciento de los que se decantaron por el Partido Popular están a favor de la creación de estas áreas de fumadores.

La ubicación de estos habitáculos fue propuesta por los mismos hosteleros y apoyada por el PP en una enmienda a la Ley Antitabaco. Los populares consideran que cumple con los objetivos de la legislación, pues protege a los menores y a los trabajadores, a la vez que reduce el impacto económico de la prohibición en el sector hostelero.

No sólo los fumadores están de acuerdo con esta propuesta de los bares y restaurantes. De hecho, la apoya un 75,8 por ciento de los no fumadores, mientras que entre los que sí tienen el hábito la defienden un 77,4 por ciento.

Además, hay un porcentaje significativo de la población que piensa que este asunto tiene la suficiente importancia para tenerlo en cuenta a la hora de decidir a quién votar en las próximas elecciones. Un 18,1 por ciento de los españoles afirma, según la encuesta, que permitir o prohibir los habitáculos es una medida por la que se cuestionaría cambiar su voto.

Los españoles están preocupados por el impacto de la Ley Antitabaco en el sector hostelero. Un 66 por ciento piensa que la prohibición total provocaría pérdidas a estos empresarios. De los votantes del PP lo piensa un 78 por ciento, y de los socialistas un 61.

«Una chapuza»
El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), sin embargo, considera una «chapuza» la propuesta de los hosteleros. En el CNPT piensan que la medida sólo beneficiaría a la industria tabacalera. Por el lado de la salud, los argumentos en contra son dos: por norma general las puertas de estos habitáculos están abiertas, lo que implica que la contaminación se difunda por todo el local, sometiendo a trabajadores y clientes a la exposición al humo de tabaco incluso si no frecuentan este espacio, y las áreas «generan un pésimo modelo educativo para los menores de edad, pues contribuirían a mantener la normalidad social del consumo de tabaco».

Por otro lado, creen que la medida mantiene un elemento de confusión y de incumplimiento, y que ofrece una excusa perfecta para solicitar moratorias que den tiempo a la adaptación, «e incentivan la picaresca a fin de burlar la ley».