Biodiversidad amenazada por Ramón TAMAMES

La biodiversidad es un concepto muy amplio y, en lo que se refiere a la aplicación del Convenio Global suscrito en la Cumbre de la Tierra en Río-92, se trata de defender el planeta de la preocupante pérdida de especies, como consecuencia de la hominización de la Tierra. En otras palabras, la realidad del Antropoceno en que vivimos está promoviendo
–día a día, hora a hora, incansablemente–, la extinción de miríadas de especies; lo que ya se denomina la «Gran Extinción», que está generándose por los efectos de la acción humana en todos los aspectos y recovecos del mundo en que vivimos.

Esa gran extinción tiene orígenes concretos, dentro del ambiente general del Antropoceno, último estadio, por así decirlo, del periodo cuaternario en que nos situamos antropológicamente. Claro es que de la amplia gama de impactos, la contaminación química es uno de los factores decisivos, como precursoramente supo advertir la gran bióloga estadounidense Rachel Carson en 1956, con su célebre libro «La primavera silenciosa»; en el que se ocupó de la incidencia del DDT en la vida de los insectos, que a su vez llevaría a acabar con la amplia avifauna insectívora.
Los agentes químicos actúan por todas partes, con la señalada ocasión de la catástrofe de Bhopal, en la India, en 1984, cuando una planta de la Dow Chemical dedicada a preparar pesticidas altamente peligrosos —que demostraron serlo también con los humanos al saltar por los aires—, se tradujo en la mayor tragedia química humana después de la Segunda Guerra Mundial.
Así pues, toda vigilancia futura será poca, en relación con las cuestiones de la contaminación química.
Hoy precisamente, nos desayunamos con la noticia de que el 94 por ciento de los españoles respiramos aire más contaminado de lo que se imaginaba, a causa de los agentes químicos.