Ciudad Juárez
El futuro del «cine metro»
Hace unas semanas, aparecieron en algunas webs los vídeos de los interrogatorios y posterior asesinato de sicarios de la droga en México a manos de cárteles rivales. Iluminadas las caras con una linterna, contaban algunos detalles de sus operaciones, aunque apenas se les presta atención porque es como si ya hablase un muerto viviente y ellos mismos supieran su destino: ése, creo, es el guión de esa película. A partir de ahí, era lógico que nos acordásemos del cine «snuff» cultivado en las mismas tierras mexicanas: esas películas de ahorrativa producción en las que se muestran asesinatos reales. Incluso se había hablado de que los crímenes de las mujeres de Ciudad Juárez tenía que ver con esta necrofílica afición cinematográfica. Los cuerpos enterrados en el desierto de Sonora –y que Roberto Bolaño narró uno a uno en su novela «2666»– no eran más que actrices de efímera carrera... Las cámaras de vigilancia en establecimientos (supermecados, centros comerciales) y transportes públicos (metro, tren, aeropuerto) han inventado un género dedicado a la violencia, pues nunca se distribuirá la imagen de una pareja besándose, como es normal, sino a alguien golpeando a otro con una terrible brutalidad. Lo hemos visto en el metro de Madrid con esa violencia sorda de las cámaras de vigilancia. Violencia pura, sin saber si las patadas son «fascistas» o «antifascistas».
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