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«La gente no sabe cómo hacer familia»

Benigno Blanco critica en un libro las medidas «antifamiliares» del Gobierno socialista y reivindica los hogares como «transmisores de valores»

«La gente no sabe cómo hacer familia»
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Gary Becker, premio Nobel de Economía, inició una investigación con el fin de medir en dinero lo que la familia aportaba a la economía. Se sirvió de una improvisada tabla de precios: por ejemplo, una hora dedicada al cuidado del niño equivalía a la hora de un puericultor en el mercado. Becker suspendió la investigación: no había suficiente dinero como para pagar la labor familiar.

«La familia es literalmente impagable; los beneficios que aporta a la sociedad son gratuitos, cuida por cariño y con una inmensa eficacia», afirma Benigno Blanco en «En defensa de la familia» (Espasa), libro que presenta esta semana y que resume su ideario en torno a cinco temas: matrimonio, aborto, educación, bioética y, por supuesto, familia. El libro está pensado como un alegato –«donde no se ofende a nadie»– en defensa de la institución familiar. Ahora bien, si algo se defiende es porque está siendo atacado. Blanco, presidente del Foro de la Familia, recuerda los datos del INE: en España hay 1.100.000 núcleos familiares. Y de éstos, 8.900.000 son matrimonios entre hombre y mujer; el número de parejas de hecho no llega al millón y, de ellas, 10.474 están compuestas por homosexuales. Pero «si uno ve la televisión, podría parecer lo contrario: que hay ocho millones de parejas homosexuales y quedan cuatro o cinco matrimonios». La Ley del Matrimonio Homosexual, dice, ha «suprimido» el matrimonio. Y antes, la Ley del Divorcio Exprés de 2005 ha «convertido a todo matrimonio en "divorciable"».

Ante este paisaje, Blanco defiende la familia «tradicional», asegura que «no ha surgido ningún nuevo modelo de familia en los últimos siglos» y que, cuando se habla de esta idea, se parte de «un planteamiento ideológico antifamiliar». Para Blanco, se debe «constatar» que, en el momento en que un hombre y una mujer se unen, se crea «aquello que beneficia a toda la sociedad: el ambiente para la nueva vida».

El presidente del Foro se centra en el papel del hogar como «transmisor de valores». Porque hoy, dice, es más fácil educar a los hijos que en épocas pretéritas. Aunque hay un escollo: «Una gran parte de nuestros contemporáneos no se aclara acerca de en qué consiste ser un ser humano». ¿Conclusión? Que «mucha gente quiere hacer familia y no sabe cómo».

La educación consiste «en ayudar al niño a extraer de sí mismo toda la capacidad de bien y de verdad» que «lleva potencialmente en su interior». Pero ¿qué ocurre con los agentes externos? Los padres han de estar «presentes en la escuela» y conocer a los profesores; es importante conocer también a los amigos del hijo, pues pueden informarnos de él; y en cuanto a la televisión e internet, deben de estar en lugares de uso común en la casa.

Otra cuestión es la educación sexual. «Es un tema que se puede hablar con toda naturalidad», dice. Con todo, critica, dentro de la Ley del Aborto, la introducción de la «perspectiva de género y de la salud sexual y reproductiva» en el sistema educativo. «No pretendo decirle al presidente del Gobierno cómo debe educar a sus hijas, pero por la misma razón no admito que él me diga cómo tengo que hacerlo yo», sostiene.