BM Atlético de Madrid
El Atlético se despide de Escudero
El gol del Atlético se marchó ayer. Por la tarde, sin molestar, con la misma discreción con que vivió su gloria, Adrián Escudero (Madrid, 24 de noviembre de 1927) moría en Guadarrama a los 83 años. Hacía años que ya no era el «Chava», aquel joven que llegó al Atlético para formar la «delantera de seda» junto a Juncosa, Vidal, Silva y Campos, su ídolo.
«Me quería parecer a él», reconocía. Y juntos formaron el ala izquierda del equipo rojiblanco, Campos como interior y Escudero como extremo izquierdo. No sabía entonces que años después lo superaría como máximo goleador de la historia rojiblanca. Una marca que todavía mantiene, con 150 goles en 287 partidos de Liga. 170 goles en total le atribuye el club. Entre 1946 y 1958 entregó su fútbol al Atlético, con el que ganó dos Ligas, en las temporadas 1949-50 y 1950-51. Y después de la «delantera de seda» llegó la de cristal. Sus compañeros fueron entonces Ben Barek, Pérez Payá y Carlsson, además de Juncosa, que, como él, se mantenía en el equipo.
Por el Atlético, en aquellos años en que no había cambios, se dejó también parte de su salud. Llegó a jugar con la nariz rota o con el codo dislocado. Incluso Helenio Herrera pretendió que jugara los últimos minutos de un partido contra el Español con el peroné roto. «Trae unas tablillas», le dijo el entrenador al masajista, que intentaba convencerlo de que no «castigara» así a Escudero. No tuvo que hacerlo. Tampoco el Atlético ganó aquella Liga, que iba a ser la tercera para Adrián.
Con la selección tampoco tuvo muchas oportunidades. Jugó tres partidos y marcó un gol. Hoy, a partir de las 8:30, su cuerpo será velado en el tanatorio madrileño de la M-30.
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