Bogotá

Una marea blanca contra las FARC

Las calles de las principales ciudades de Colombia con ríos de gente vestida de blanco clamando libertad para los secuestrados son una imagen, por desgracia, conocida. Pero ayer fue un día de esos en que el país revivió el sentimiento de indignación y rabia que causan noticias como el reciente asesinato de cuatro uniformados a los que la narcoguerrilla de las FARC confinó en la selva por más de una década.

La manifestación más multitudinaria fue en Bogotá
La manifestación más multitudinaria fue en Bogotálarazon

CALI- El invierno, que por estos días agobia al país, no fue disculpa para que los colombianos salieran a sentar su voz de protesta. En ciudades como Cali, que ha sido trágico escenario de tres secuestros masivos, el cielo despejó de un potente aguacero a las 10:00 horas de la mañana, cuando el Parque de las Banderas comenzó a llenarse de gente. Un total de 10.000 personas, según el alcalde local, Jorge Iván Ospina, recorrieron la ciudad vestidas de blanco, unidas en un solo grito: «¡Libertad, libertad, libertad!».

La historia de Cali como una ciudad que ha sido duramente golpeada por este delito se puso de manifiesto al ver entre los marchantes a numerosos familiares de víctimas del secuestro de La María (mayo de 1999); Kilómetro 18 (septiembre de 2000) o Asamblea del Valle (abril de 2002). Asimismo, participaron seres queridos de quienes aún permanecen en poder de la narcoguerrilla. Uno de ellos es Gloria Lasso, familiar de César Augusto Lasso, sargento de la Policía Nacional que perdió la libertad en la toma de Mitú en 1998. «Este dolor tiene que parar ya. El país se une en un solo clamor por los secuestrados», señaló Gloria Lasso.

Encabezada por Santos
La movilización también se hizo sentir en otras ciudades de Colombia. En Bogotá se registró la mayor afluencia. Allí estuvo Marleny Orjuela, de la Asociación Colombiana de Familiares de Miembros de la Fuerza Pública Retenidos y Liberados por Grupos Guerrilleros (Asfamipaz), quien se pronunció en contra de las operaciones militares que planifica el Gobierno colombiano para el rescate de los cautivos.

El presidente de la República, Juan Manuel Santos, se unió a la marcha desde el municipio de Villeta, en el departamento (provincia) de Cundinamarca.

Desde allí, señaló que «exigimos ya la liberación de esos once héroes de la patria que siguen secuestrados en manos de la nacoguerrilla».

«Ésa es otra forma de expresar nuestro sentimiento el día de hoy, de decir: libérenlos ya, sin condiciones, como un paso, si realmente hay voluntad de paz. Como un paso y una demostración de que hay intención de llegar a un acuerdo para la paz definitiva», añadió.

El presidente colombiano añadió que «lo que nos mueve hoy a todos los colombianos es un rechazo a esa violencia, es un rechazo a ese secuestro. Llevamos demasiado tiempo, llevamos casi 50 años. Muchos de nosotros no hemos conocido un día de paz, y queremos dejarles a nuestros hijos, a estos muchachos, un país que pueda prosperar en paz». El presidente colombiano estuvo acompañado el sargento Luis Alberto Erazo, quien permaneció durante casi doce años secuestrado por las FARC, hasta que logró escapar y evitar ser asesinado, como lo hicieron sus captores con los cuatro compañeros de cautiverio del uniformado.

El momento cumbre de la jornada se vivió a las 12:30 horas, cuando, en todas las ciudades, se leyeron los nombres de las 103 personas que se estima que permanecen privadas de la libertad en manos de la narcoguerrilla o de la delincuencia común. Asimismo, se hizo una llamada por los cientos de desaparecidos del país. «Todos tenemos la responsabilidad de manifestarnos en contra del secuestro, porque podría ser nuestro hermano o nuestro hijo el que se está pudriendo en la selva. El repudio es total y categórico: Colombia no quiere más violencia», dijo María Katherine Rivas, estudiante y participante de la marcha. «Estamos diciendo no al rescate a sangre y fuego», añadió rotundo un activista.

 

Eco mundial
Los colombianos por todo el orbe se organizaron ayer para salir a las calles y exigir la libertad de los secuestrados de las FARC. De la madrileña plaza de Ópera hasta las avenidas de Nueva York. Los colombianos que residen fuera de su país no quisieron perderse esta cita con la democracia, la libertad y la paz. El clamor ciudadano contra la narcoguerrilla supuso ayer un punto de inflexión para su final.