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Propios y extraños por MARÍA JOSÉ NAVARRO

Propios y extraños por MARÍA JOSÉ NAVARRO
Propios y extraños por MARÍA JOSÉ NAVARROlarazon

Ahora que el cuerpo me echa pelusa y trozos de piel muerta (consecuencia del exceso de sol y de la escasa hidratación a pesar de la cantidad de cremas que traslado por el mundo sin abrir), hago de vez en cuando un kit-kat y me retrotraigo a aquellos días en los que vacacionaba sin piedad y sin recordar que todo acaba y sobre todo lo bueno. En esos días estaba una morenica y preocupada por entrar en los bikinis del año pasado. El año pasado, oigan, me sentaban estupendamente y este parece que se los he robado a una hija mía.

Consciente de mis miserias corporales, de mi flacidez y mi flojera carnal, este agosto me lo he pasado debajo de una batita fresca de flores, acodada en la mesa de un chiringuito, donde he aplicado, sin cortarme un pelo, la oreja a las conversaciones ajenas, que es algo a lo que acostumbro y de lo que luego me arrepiento muchísimo.

Yo me he llegado a pasar de parada de la EMT de Madrid comprando discusiones de extraños por teléfono, o siguiendo con pasión una riña de enamorados parapetada bajo mis gafas de sol modelo tonadillera. Soy una rata, efectivamente, amiguitos. En la última salida de mi satélite espía particular pude captar una alegre charla entre dos matrimonios que pasaban unos días en Fuerteventura rodeados de hijos Wayfarer. Las susodichas pusieron a caldo a una amiga que había permitido que su hijo entrase en las juventudes del PP, y una quiso entender esa preocupación y casi compartirla, y ponerse en la piel de alguien que nota una arcada seca cada vez que piensa en la «trama Gürtel» y en la desidia de la dirección nacional. Pero quedaba lo mejor.


«Este año he metido otra vez el ordenador de siempre. Mil quinientos euros de portátil, ojo, que yo no sé cómo no me pillan, pero yo ahí lo dejo y no parece que haya problema. Pues yo es que ni me acuerdo de lo que he metido. Se lo dije a Loreto:este año nos cazan y tenemos un problema.

Coño, no te digo más que yo creo que para la declaración que viene me devuelven, que ya sería acojonante. Nacho, por favor, no sigas, sabes que va en contra de mis principios. ¿Nos sirve cuatro más? Pero chica, si lo hace todo el mundo, tampoco te pongas tan estupenda. Nacho, es que ya sabes que yo siempre he sido de izquierdas y prefiero no saber qué mentiras le cuentas a Hacienda». Preciosa demostración de que una siempre piensa bien de los suyos. Y no debería.