África

Marruecos

La «victoria arrolladora» no frena las protestas en Marruecos

Diez mil personas según los organizadores, simpatizantes del Movimiento 20 de Febrero a las puertas del Parlamento, en Rabat. Separados por un denso cordón policial, varios centenares de «realistas» se oponen a la marcha de los pro democracia.

La «victoria arrolladora» no frena las protestas en Marruecos
La «victoria arrolladora» no frena las protestas en Marruecoslarazon

Era lo esperado aunque, a la hora de cerrar esta edición, afortunadamente no se había producido ningún conato de violencia, como temían los jóvenes contestatarios. «Eso es que el Gobierno ya se siente seguro, con la victoria del referéndum en la mano», afirma Abdallah Abdallagh, uno de los miembros más representativos del movimiento ante las puertas de la Cámara legislativa, donde les ha recibido una numerosa representación de antidisturbios que, esta vez sí, cumplieron con su función de separar a ambos bandos y proteger a los manifestantes pacíficos. Ayer se celebraron en todas las ciudades de Marruecos manifestaciones similares, una vez que ni los resultados del referéndum constitucional ni la propia Constitución convencen a los jóvenes, y a otros no tan jóvenes, que exigen más reformas democráticas desde que comenzó la llamada «primavera árabe».

«Esta es la Constitución de los hooligans. 50 dirhams (5 euros) para mostrar fuerza», gritaban los manifestantes en alusión a las «bandas» que teóricamente apoyan al rey Mohamed VI y que en muchos casos, según se dice en la calle, no son más que gamberros pagados para «reventar» las marchas a favor de la libertad. En todo caso, la tarde ha transcurrido con bastante tranquilidad entre los concentrados que pedían al rey que «escuche a la gente de la calle, a los niños, a las mujeres, que piden un país libre». Gritos que se mezclaban, de lejos, con el tradición «Dios, Patria y Rey» de los «camisas rojas», mucho menos numerosos y amenazantes que otras veces, problablemente porque la numerosa fuerza policial desplegada quitaba a cualquiera las ganas de un enfrentamiento. Al final, de hecho, los antidisturbios han ido «empujando» a los contramanifestantes hacia el final de la avenida Mohamed V y han permitido el paso hasta la misma puerta del Parlamento a los integrantes del 20 de Febrero. Para Fouad Abdelmoumni, los tiempos que vienen no serán fáciles a pesar de la jornada vivida hoy. «Tendremos altibajos y una contestación política fuerte, pero seguiremos luchando por la justicia», dice a LA RAZÓN en medio del griterío.

Marruecos empieza ahora una transición política en la que todavía está por confirmarse cuándo se celebrarán las elecciones. No está tan claro que vayan a tener lugar en octubre porque los plazos son muy cortos, según varios analistas. Pero lo que realmente esperan muchos es a ver cómo se empieza a desarrollar la aplicación de la nueva Carta Magna. Un texto que, en general, abre nuevas expectativas pero que dependerá mucho de la voluntad que tenga el poder para aplicarlo de una forma equilibrada. «Si eso no ocurre, seguiremos aquí, hasta que consigamos lo que queremos», afirma Selma Maarouf, otra de las integrantes del Movimiento 20 de Febrero desde que comenzó a gestarse en Facebook. Y todos insisten: «Mamfakinch», esto no va a quedar así.

Cuchillos contra palabras
Violencia e irregularidades han salpicado el proceso de la reforma constitucional desde que se abrió el debate el 17 de junio. No han sido incidentes de gran consideración, pero sí pequeños detalles que han empañado una consulta que, por otra parte, tenía todo lo necesario para haber sido una verdadera fiesta democrática. Por un lado, se han hecho públicas numerosas denuncias de irregularidades en el voto. Sin embargo, cuando las palabras no son suficientes, algunos también han recurrido a las armas. En la manifestación de ayer, un hombre emcapuchado se paseaba taciturno. En la mano, envuelto en un trapo, un objeto del que sólo se veía un típico cinturón militar. Cuando observó la presencia del fotógrafo, el sujeto se perdió entre la muchedumbre. ¿Podía ser un cuchillo?