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Crónica de un rescate con final feliz

Dos agentes de la Guardia Civil evitan la muerte de un hombre en la carretera. «Era el día del Gordo de Navidad, pero el premio fue salvar una vida», dicen

La Razón
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BARCELONA– Era el día del Gordo de Navidad, pero el premio fue mucho mayor. El 22 de diciembre dos agentes de la Guardia Civil salvaron la vida a un hombre en plena carretera, en una intervención rápida y eficaz. La patrulla, de servicio, se encontró en la A–2 un coche parado. En el interior estaban un hombre de 73 años con síntomas de insuficiencia respiratoria, mientras que su esposa apenas podía reaccionar.
Los hechos ocurrieron cerca de la comandancia de la Guardia Civil en Sant Andreu de la Barca. El coche estaba estacionado en el arcén derecho, sin señalización. La patrulla se paró y vio que el hombre, en el asiento delantero, apenas podía articular palabra. El agente José Luis Castiñeira relató a LA RAZÓN lo sucedido. «La señora nos dijo que estaba llamando a una grúa, pero nos ofrecimos a llevarlos a un centro médico».

Respuesta médica
Rápidamente, con cada guardia civil conduciendo uno de los coches, llegaron a un centro médico de Sant Andreu de la Barca. «Vimos que no respondía a nada, estábamos preocupados», señaló José Luis. La respuesta médica fue inmejorable y se consiguió estabilizar al paciente, tras un electrocardiograma. La señora estaba muy nerviosa, «pero la tranquilizamos», explicó Castiñeira. Poco a poco, vio que su marido se iba recuperando.
Los guardias civiles hablaron con la doctora, que les felicitó por la gestión y les explicó que el hombre había sufrido una lipotimia con bajada de tensión y riesgo de infarto. Con total seguridad, habría muerto si no llega a ser por la intervención policial. El matrimonio quedó muy agradecido con los dos agentes del Instituto Armado, tal y como quedó demostrado en las semanas siguientes.
El contacto no desapareció en ese momento, ni mucho menos. José Luis se interesó diversas veces por el estado del hombre, que ahora se halla plenamente recuperado. La casualidad es que esta pareja de la Guardia Civil trabaja en el aeropuerto de El Prat, el municipio en el que reside el matrimonio.
José Luis explicó que el matrimonio incluso quiso pagarles con dinero, que evidentemente negaron. «El mayor reconocimiento es haber salvado una vida», celebró Castiñeira. Uno de los encuentros fue por casualidad en un taller mecánico de El Prat, y la pareja de ancianos ha invitado a José Luis a desayunar más de una vez, al coincidir en la misma localidad.
«Coincidió con el día del sorteo del Gordo, y eso sí que fue como si te tocara la lotería», celebró el guardia civil. En las últimas semanas han coincidido más de una vez, y la gratitud del matrimonio parece no tener límites, queriendo felicitar incluso a los superiores de los agentes.
Fue una de esas historias navideñas con final feliz. No siempre ocurre así, pero sí en esta ocasión. «No hace falta que nadie me agradezca nada, para mí el premio fue salvar una vida, que para eso estamos», insistió José Luis a este diario.