Nueva York

Manhattan memoria de un cambio

Una muestra de 400 fotografías muestra la evolución de Nueva York desde los 70.

La transformación de Manhattan, en el Museo Reina Sofía
La transformación de Manhattan, en el Museo Reina Sofíalarazon

Aquellos espacios habían perdido su utilidad. Subsistían en una época a la que no pertenecían, entre sus raíces industriales y manufactureras y ese futuro inmediato que presagiaba la estética publicitaria y moderna de las finanzas empresariales. «Habían perdido su función. Pertenecían a otro tiempo aunque aún estuvieran presentes y adquirieran usos mixtos».

Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, presentó ayer «Manhattan, uso mixto», una muestra –comisariada por Lynne Cooke y Douglas Crimp– que reúne 400 instantáneas de cuarenta fotógrafos que se inaugurará el 9 de junio. «No eran espacios de consumo habituales –insiste–. No figuraban en las guías para visitantes extranjeros ni tampoco solían ser visitados por los turistas que acudían a Nueva York». Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, habla en pasado, aunque la memoria de esta muestra alcance hasta años recientes. Pero es que gran parte de esos paisajes agonizantes de aceras agrietadas, ventanales tapiados y calles que no conducen a ningún lado ha desaparecido. Son espectros de una ciudad que jamás se ha detenido ante las sombras arquitectónicas de su propia historia, que evoluciona fagocitándose a sí misma, transformándose so- bre sus propios cimientos sin pararse jamás. Si todavía subsisten en nuestra retina, es por el arte, que se apropió sin permisos municipales de todos esos solares vacíos, llenos de hierbas y vallas abatidas. «Se reveló como un marco adecuado para llevar a cabo acciones, intervenciones y performances», asegura Borja-Villel. Y la fotografía estaba allí para fijar esos momentos. El colectivo gay comenzó a adueñarse de esos márgenes. Ahí está el trabajo de Peter Hujar, Alvin Baltrop y David Wojnarowicz. Momentos y épocas distintas. William Gedney y Danny Lyon inmortalizaron el mercado de Washington antes y después de que las palas mecánicas lo demolieran. El primero lo hizo cuando la vida aún rugía por sus manzanas. El segundo, cuandosus resquicios pertenecían al abandono y la disidía. Thomas Struth enseña lo que es Manhattan desde el barrio de Tribeca. Una urbe que se superpone a sí misma sin parar. Las Torres Gemelas desde el West Broadway. El contraste ya es cosa del pasado: la modernidad que supusieron esos rascacielos, en los que ahora resuena todo el estrépito del 11-S. Azoteas de una ciudadJunto a ellos, Cindy Sherman, que escogió esta ciudad como escenario de su serie «Untitled Film Stills»; Bernd y Hilla Becher, que fotografiaron los depósitos de agua que hay situados en los tejados de la Gran Manzana, o Sol Hewitt, que hizo una serie titulada «Brick Wall». La ciudad se convirtió en un escaparate para todas las artes. Las azoteas servían para realizar performances y los muelles para espectáculos de danza. Moyra Davey da fe de los quioscos de prensa en otra serie, y Tom Burr de los aseos públicos. Un recorrido al que se añaden diapositivas y la película de 2009 que Steve McQueen sobre la Estatua de la Libertad y los valores que defiende este hito.