América
Obama suspende todos los permisos de prospección submarina
La medida tiene efectos retroactivos a la fecha de la explosión de la plataforma
nueva york- A finales de marzo, Obama puso de uñas a los ecologistas cuando propuso abrir las costas del Atlántico, el este del Golfo de México y el norte de Alaska a las perforaciones de petróleo y gas natural. En los cálculos del presidente norteamericano pesaba más la dependencia de las importaciones de petróleo que el riesgo medioambiental. No fueron sólo los activistas «verdes», también las autoridades de Alabama y Florida se opusieron a estos planes ante los daños que cualquier vertido podría causar en sus pesquerías, playas y parques naturales.Ahora, tras el desastre de la plataforma de British Petroleum, Obama se ha visto obligado a cambiar, al menos de momento, sus planes en política energética. Y eso, a pesar de que se estiman en 3.500 millones de barriles de petróleo las reservas en la costa este del Golfo de México.Ayer, Washington anunció la suspensión «temporal» de los permisos de prospección submarina, en principio hasta finales de mayo. El secretario de Interior, Ken Salazar, el mismo con el que Obama compareció para anunciar sus planes de expansión petrolera, ha sido el encargado de dar a conocer a los medios de comunicación la decisión adoptada. Todo dependerá del informe de recomendaciones que se presentará al presidente a finales de mes. De momento, la suspensión de aplicará de forma retroactiva desde el 20 de abril, día en que se produjo la explosión en la plataforma. El derrame diario es de 800.000 litros de petróleo y la marea negra resultante ya ha alcanzado las costas de Luisiana. A pesar de los esfuerzos, ha sido imposible detenerla. Ayer, la guardia costera confirmaba que las manchas habían tocado orillas de las Islas Chandeleur, donde anidan un gran número de aves acuáticas. Estas islas deshabitadas, que son parte del Refugio Natural Breton, están consideradas el segundo refugio más antiguo para aves marinas en peligro de extinción. De momento, BP, que ha prometido correr con los gastos de las tareas de limpieza, ha empezado a instalar una caja de acero y cemento sobre el pozo con submarinos a control remoto, pero uno de los grandes desafíos es tener que trabajar a 1.500 metros de profundidad. «Básicamente, es como coger un edificio de cuatro plantas, bajar 5.000 pies y colocarlo en la cabeza de un alfiler», explicaba el portavoz de BP, Bill Salvin. Para saber si ha habido éxito, hay que esperar otros tres días de incertidumbre.Políticos al acechoMientras los representantes de los estados ribereños del Golfo de México hacen cálculos sobre la magnitud que pueda alcanzar el desastre, los políticos de Washington miran la agenda del Congreso y sopesan cómo pueden sacar provecho partidista del grave accidente. A casi nadie se le oculta que la tragedia va a suponer el derrumbamiento del plan de perforación submarina de Obama, enajenándole algunos importantes apoyos republicanos y, también, demócratas vinculados al sector petrolero. Pero, su consejera de energía y cambio climático, Carol Browner, prefiere ver el vaso medio lleno, en vez de medio vacío: «Este accidente, esta tragedia ha aumentado el interés de la gente por la energía que necesita y que consume este país. Se abre la posibilidad de unos planes energéticos diferentes».
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