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Juan Ribó: «Las mujeres ya no son afeminadas»

Protagoniza en el Amaya «Orquesta de señoritas», de Anouilh, junto a Víctor Ullate Roche y Juan Carlos Naya

De izda. a dcha., Juan Carlos Naya, Juan Ribó y Luis Perezagua, en una escena de «Orquesta de señoritas»
De izda. a dcha., Juan Carlos Naya, Juan Ribó y Luis Perezagua, en una escena de «Orquesta de señoritas»larazon

Jean Anouilh se imaginó en 1957 a un combo musical de mujeres que hilaban sus desdichas, desamores y frustraciones bajo la mirada de un público omnipresente en su ánimo, entre ensayo y ensayo. Con los años, el espectáculo llegó a las manos del Teatro San Telmo de Buenos Aires, que estableció en 1977 un canon que aún hoy se mantiene: las chicas debían ser interpretadas por actores. Así lo trae desde hoy al Teatro Amaya de Madrid Juan Carlos Pérez de la Fuente en una personalísima visión, adaptada al contexto de la posguerra española en el Madrid de las variedades y el Chicote –un ambiente recreado con una escenografía de botellas de plástico–, a los que homenajea con pimienta y teatralidad. Y con un vestuario de revista en el que los figurines de Alejandro Andújar aportan otro homenaje, a Álvaro Retana. «Ellas» son Víctor Ullate Roche, Juan Carlos Naya, Emilio Gavira, Luis Perezagua y Zorión Eguileor, además del pianista, interpretado por Francisco Rojas. Y al frente de esta orquesta está la férrea Doña Hortensia. O sea, Juan Ribó, un actor que, tras éxitos como «Godspell» y «Equus», regresa al musical después de cuatro décadas.

–Doña Hortensia, ¿la vida es compleja en una orquesta femenina?
–Es la supervivencia de la vida corriente. Justamente ahora que estamos en esta época tan oscura podría haber un paralelismo entre esa orquesta que tocaba en un balneario de estreñidos y la posguerra a la que Pérez de la Fuente la ha trasladado. Estamos siempre viviendo una guerra y una posguerra, sobre todo ahora. Y sí, es díficil, sobre todo porque el «jefe» siempre está ahí, los políticos, o como quieras llamarlo, con poco cariño por el pueblo normal. Hortensia es una mujer mediocre, pero cree en la música, en el music-hall, busca lo positivo y quiere que esta orquesta sea estupenda, llena de gracia.

–¿Cómo se logra que un espectáculo como éste sea un musical con plumas pero no con pluma?
–Con mucho trabajo, y el reparto, que también es importante. Juan Carlos nos pidió entrar poco a poco en el texto. Casi desde el principio tuvimos el vestuario, y siendo una empresa privada ha funcionado casi como un centro dramático público, lo cual dice mucho de los productores, de Rosario Calleja. El vestuario nos obligaba a una gestualización, una postura por el corsé, y no se ha forzado, no se ha trabajado de fuera para adentro, sino al revés, sumando todo lo que nos iba llegando..

–Aún quedan prejuicios: Blanca Portillo puede ser Hamlet y Segismundo sin problemas, pero si Juan Ribó quiere ser Doña Hortensia, alguno murmurará...
–Posiblemente, ésta es aún una sociedad muy machista. Culturalmente el machismo era eso: uno sólo se disfraza de tía en carnavales o se exagera y se lleva al «drag-queenismo». Pero hay trabajos, como López Vázquez en «Mi querida señorita», con ese rostro tan poco favorecido para mujer, que eran muy creíbles. El teatro es así: Anouilh es un clásico, estamos en un teatro y el público, creo, se va a reír de eso, pero también pensará que se trata de la condición humana, que está ante mujeres y hombres.

–¿López Vázquez sería su referencia entonces para este papel?
–No, hablo de él como referencia cultural. Pero yo siempre he intentado hacer los papeles desde mí, y buscando la imagen de las mujeres que me han rodeado en mi vida: mi madre, novias... No eran mujeres muy afectadas ni afeminadas. Las mujeres no son así, y la gente se ríe de eso. La mujer tiene una actitud, una ropa, y eso la obliga, pero luego en lo cotidiano, sobre todo hoy en día, no hay una diferencia enorme con los hombres. No estamos en el siglo XIX.


Pérez de la Fuente dirigirá el Teatro Amaya
Tras estrenar en Mérida «Anfitrión», esta «Orquesta de señoritas» es el nuevo proyecto de Juan Carlos Pérez de la Fuente (abajo). El director madrileño ha querido homenajear a ese Madrid de posguerra tan paradójico que vivía del racionamiento por el día y reunía por la noche en Chicote a diletantes y estrellas de Hollywood. Lo hará a través de otro tributo, de género, el que le rinde este montaje a los musicales de variedades: suenan «La vaselina», «La chica del 17» y otras «canciones del verano» de hace ya algunas décadas. Con este proyecto, anunció además el regista, comienza una temporada en la que ha asumido la dirección artística del Teatro Amaya.