
Internet
Venganzas despechadas en la red
«27 años, rubia, ojos azules. Ofrezco compañía íntima, sexo oral hasta el final...». Anuncios de este tipo, aunque con el teléfono y la dirección electrónica de otra mujer, eran los que insertaba en los periódicos de Burgos y en internet M. J. V. G., una despechada mujer de 35 años a la que su novio y a la vez compañero de trabajo en una gran empresa de automoción burgalesa había dejado hacía poco tiempo.

El corazón de su ex pareja lo ocupaba otra compañera del mismo centro de trabajo que, para mayor mortificación, tenía que ver a diario. Reconcomida por la situación, decidió jugarle una mala pasada a su «rival» en amores hasta el punto de insertar sus datos en los anuncios de contactos que contrató. Tal era el número de llamadas y correos electrónicos que recibía la mujer acosada de personas interesadas en sus generosos servicios sexuales, que denunció el caso a la Policía.
La resentida mujer fue detenida la pasada semana acusada de un delito de injurias graves, que supone una variante de ciberdelito cada vez más habitual. De hecho, este no es precisamente un caso aislado. Las denuncias por venganzas en la red por asuntos amorosos o laborales han aumentado. Sobre todo, inexplicablemente, con la llegada del buen tiempo, asegura Enrique Rodríguez, Jefe de la sección de Delitos Informáticos de la Policía. «Lo mismo recibimos denuncias de ex amantes que se dejaron fotografiar en el "fragor de la batalla"y luego se ven en internet, que de otras víctimas de anuncios maliciosos que invitan a llamar por teléfono a la supuesta víctima a las horas más intempestivas con la excusa de la venta de falsos chollos». Rodríguez recuerda el caso de una pareja que acudió enloquecida a denunciar a la Policía después de que una vecina resentida pusiera un anuncio de sexo dando su teléfono y dirección después de una discusión por una pelea entre los perros de ambos. El aumento de despidos también ha elevado el número de «correos molestos» de ex trabajadores contra sus ex jefes. Aunque estos casos «acaban siendo archivados por los jueces».
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