Cantabria

Caballo de Atila

La Razón
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Cuenta un dirigente de la «vieja guardia» socialista, muy próximo al candidato Rubalcaba, que los siete de años de Zapatero se asemejan a Othar, el legendario caballo de Atila, rey de los hunos. De tan brioso corcel se decía que allá por donde pisaba, no crecía la hierba. Durísima comparación para definir la etapa de un hombre que deja un país asolado. Sin hacer leña del árbol caído, algo fácil en estos momentos, cierto es que el presidente del Gobierno no ha dado ni una. Llevó a España a insospechados conflictos, bajo una crisis que no supo batutar, mientras abría heridas históricas sin fundamento. Hubo un día en que Felipe González quiso irse, y el partido no le dejó. A José Luis, el chico del talante, que manejó el PSOE a su antojo y laminó a quienes le molestaban, le destierran los suyos. Por no dejar, no le han dejado ni la fecha electoral. Su pertinaz cantinela de acabar la Legislatura, se trastocó de cuajo. Nunca, en la historia socialista, un secretario general, instalado en el Gobierno, ha tenido más presiones. El propio anuncio del 20-N alberga toda una historia que saldrá a la luz después de tan señalada fecha. Una vez hayan hablado las urnas. Se avecina un duelo político entre dos barbudos bien expertos. Uno, de Pontevedra. Honrado, preparado y necesario para lo que demanda España. Otro, de Cantabria. Incombustible, superviviente en aguas turbulentas. Entre las barbas de Rajoy y las de Rubalcaba, se juega el triste pasado o el cambio nesario.