Carreteras
El circo del sheriff
Han puesto un circo y les han crecido los enanos. El circo fue empapelar las señales de las carreteras con pegatinas de 110 km/h y los enanos podemos ser desde los sufridos conductores que nos hemos crecido ante tanta estupidez improvisada hasta los desconcertados radares que deben de estar próximos a cortocircuitarse, porque lo que son las multas, nada de nada. Les ha salido fatal. Pensaban engrosarse los bolsillos a base de multas y lo único que lamentablemente se ha engrosado es la cifra de muertos en las carreteras. Alguien debería depurar responsabilidades. Nos mintieron diciéndonos que la medida era para ahorrar y cuando se demostró su falsedad, intentaron vendernos la moto de la seguridad. Mentira, ya que si tan preocupados estaban por salvar vidas, hubiesen rebajado aún más el límite de velocidad en vez de amenazarnos con dejar a oscuras las carreteras, no hubiesen limitado la duración de la medida en vez de optar por su perpetuidad y se hubiesen concentrado en acabar con los puntos negros de nuestras carreteras, muchas en pésimo estado y con una nefasta señalización, y no de llenar las rectas de radares en vez de los tramos peligrosos. Recuerdo el cabreo de Rubalcaba por la huelga de bolis caídos de la Guardia Civil, como recuerdo las denuncias contra el director de la DGT por manipular el número de muertos en carretera. Me cuentan que a Pere Navarro le llaman el gran sheriff. No me extraña. Lo que sí extraña es la incapacidad de la DGT para conjugar el verbo dimitir. No se puede hacer peor y ahí sigue el señor Navarro, poniendo circos.
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