Salamanca
Los Thyssen separados por doscientos metros
La víspera del 32º cumpleaños de Borja, la baronesa y su hijo navegaron al lado, perono cruzaron ni una palabra
El distanciamiento entre Carmen Cervera y Borja Thyssen a nadie le es desconocido, incluso a pocos les extraña que madre e hijo no tengan ningún contacto ni que se interpongan demandas a modo de regalos, un gesto este segundo mucho más común en una familia corriente. Sin embargo, sí sorprende que, a pesar de que ambos estén disfrutando del verano en Ibiza no se hayan encontrado. Quizá sea que los dos buscan la manera de evitarse y ahorrarse un mal trago en las turquesas aguas de las pitiusas. Lo más curioso es que la víspera del cumpleaños de Borja, el pasado martes, coincidieron navegando con sendos yates a menos de 200 metros de distancia. La baronesa, a bordo de su «Mata Mua» de 40 metros de eslora (nombre que puso a su barco en referencia a uno de los cuadros de Gauguin de su colección privada y que es su favorito), mientras que su hijo lo hacía en la embarcación de unos amigos. Tita no se percató de que estaban fondeando a su vera, pero Borja sí pudo identificar el yate de su madre en el que tantas veces ha navegado y en el que su esposa, Blanca Cuesta, ha sido fotografiada en numerosas ocasiones tomando el sol en la cubierta, cuando los tres mantenían una cordial relación. El verano de 2009 fue el último que pasaron juntos. Este año se barajó la posibilidad de que los Thyssen se reencontraran en Ibiza y firmaran la paz en alta mar. Incluso se llegó a hablar de que el esperado gesto tendría lugar en alta mar el día siguiente de su cumpleaños. Sin embargo, no fue así.
15 minutos
Borja celebró sus 32 años (dentro de dos recibirá la tercera y última parte de la herencia del barón que dejó a su nombre: 1,25 millones de euros) con amigos, su esposa y sus dos hijos, Sacha y Eric, de cuatro y un año, respectivamente. Es más, la baronesa aseguró que no sabía dónde se encontraba su primogénito a quien en un día tan especial le preguntaron si le llamaría para felicitarle. Ella, como cada año, veranea en la isla y suele pasar la jornada en su emsale de ella para comer en algún exquisito restaurante o ir de compras con amigos. Duerme en el barco que suele tener amarrado en La Marina de Ibiza. Este puerto está situado a menos de un kilómetro de la casa en la que este año se hospedan Blanca y Borja en Talamanca, una tranquila bahía cercana al conocido pueblo de Jesús. Poco más de 15 minutos es lo que se tarda en llegar en coche a la ciudad, pero será difícil ver al matrimonio por el centro, más que nada para evitar «encuentros indeseados».
Esta misma semana, la baronesa ha sido fotografiada paseando en compañía de su íntimo Manolo Segura y su esposa, Paz Pastor. Sonriente y amable con la Prensa, Tita, con unos pantalones de color rosa palo y una camiseta de tirantes en el mismo tono conjuntadas con unas hawaianas blancas, se probó varias chaquetas y posó ante los espejos del establecimiento para observar cómo le sentaban. Finalmente se fue de vacío y cambió el «shopping» por un café en una terraza. Ni si quiera Manolo Segura, quien en varias ocasiones ha tratado de mediar entre madre e hijo, ha conseguido que hablen y solucionen el conflicto. Segura es el padre biológico de Borja, como reconoció Cervera hace años, y una de las personas que más siente el distanciamiento entre ellos. De quienes no se separa Tita es de sus dos hijas pequeñas, Carmen y Sabina, quienes disfrutan del verano en compañía de su madre. «Ya están muy grandes», comentó la baronesa.
Aguas revueltas
Por su parte, la modelo catalana no le quita el ojo a su marido y se les ha podido ver estos días bañándose en algunas de las calas con menos afluencia de la isla. Por primera vez, ha lucido barriguita ya que hasta que no ha llegado al verano optaba por prendas anchas que impedían ver la evolución de su embarazo. Será su tercer hijo y, siguiendo con la tónica general, tampoco Tita ha sido informada de tan importante noticia, es más, tuvo que enterarse por los medios de comunicación a los que la pareja enviaron un comunicado para hacer pública la buena nueva. La ilusión del matrimonio es conocida e incluso ambos así se lo hicieron saber a LA RAZÓN cuando abrieron para este diario las puertas del taller del «maestro de pintura» de Blanca en el madrileño barrio de Salamanca.
El 5 de agosto será el cumpleaños de Eric y lo más seguro es que, al igual que el año pasado, lo celebren a lo grande en Ibiza. Una vez más, sin Tita. Las aguas seguirán revueltas.
La niña de sus ojos
Los chicos son mayoría en la casa de los Thyssen-Cuesta y parece que Eric y Sacha no recibirían mal la presencia de una hermana para el otoño, aunque ellos están más preocupados a su edad por los juegos. Su madre, que luce una estupenda figura en su tercer embarazo, desea «que nazca bien», como es lógico, aunque si fuera una niña le parecería estupendo. Lo curioso es quea Eric le gustaría más un chico. Ya tiene hasta pensado el nombre: Spiderman, según revela «Semana».
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