Investigación científica
Morir o adaptarse
Las bacterias son unos organismos más complicados de lo que en principio se podría pensar. Esta complejidad, por un lado, las hace más vulnerables a la actuación de los antibióticos sobre distintos mecanismos que son vitales para su existencia y reproducción, pero también les facilita la posibilidad de establecer mecanismos de defensa frente a los antibióticos, lo que es uno de los factores más importantes de la producción de resistencias. A través de la adaptación de las bacterias a la presencia de antibióticos es posible que estos microorganismos aprendan a defenderse de los antibacterianos y sean capaces de continuar su vida a pesar de que exista una gran concentración de antibióticos en su entorno. Es lo que llamamos resistencia, y es uno de los peligros más importantes que corremos si no utilizamos bien estos fármacos.
Las bacterias son capaces de establecer resistencia a los antibióticos a través de distintos mecanismos. Por ejemplo, pueden organizar barreras que impidan que los antibióticos penetren en su interior, o son capaces de poner en funcionamiento unas bombas de expulsión que facilitan que el antibiótico que ha entrado sea expulsado antes de que produzca daños. Una vez que la bacteria se ha hecho resistente no solo sobrevive a la presencia de antibióticos, sino que puede transmitir la información que ha adquirido a otras bacterias que a su vez se hacen también rápidamente resistentes. Por ello es sumamente importante utilizar bien los antibióticos en el sentido de procurar aniquilar las bacterias, y continuar los tratamientos hasta que todas hayan desaparecido. Esta forma de actuar es la única manera de combatir la aparición de resistencias. Por eso también es fundamental que los antibióticos se utilicen bajo estricta prescripción médica después de un diagnóstico correcto. Seguro.
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