Historia

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El honor sólo rima con la libertad

La Razón
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Gabriel Cardona no era simplemente un ex militar. Era un historiador que abandonó el Ejército porque «no estaba de acuerdo con quienes organizaron el 23-F ni con quienes esperaron para unirse al ganador o se opusieron al golpe por obediencia al rey, no a la Constitución. Me avergonzaban los comportamientos de aquella noche y no quería pasarme la vida demostrando que, a pesar de ser militar, era demócrata».

Estas frases, extraídas de su último libro, «Las torres del honor» –aún no puesto a la venta–, definen a mi juicio el tenor personal de Gabriel Cardona, fallecido en plena madurez y vitalidad intelectual, por un absurdo accidente.

En mi recuerdo y creo que para cuantos hemos tenido el privilegio de compartir proyectos editoriales con Gabriel, queda una palabra que le define: la pasión por el honor, por el honor sin galones, ni ruido de sables, y entendido como una actitud moral inseparable y sinónima del ejercicio de la libertad. La divisa de esa concepción del honor y de la libertad marcó su vida profesional y su dilatada producción intelectual.

De Gabriel Cardona nos queda, además, su eterna sonrisa, mezcla de profunda bonhomía, sencillez y un punto de ácida socarronería ante nuestro devenir, posiblemente forjada tras años de permanente y apasionado escrudiñar en nuestra historia reciente. Daba gusto trabajar con él: contagiaba siempre un alto grado de optimismo e ilusión por los proyectos que le ocupaban y por nuevos planes para el futuro. No será posible acometerlos, pero su obra y su enorme encanto personal quedan entre nosotros. Descanse en paz.
 
Ramon PERELL, editor de Gabriel Cardona en Ediciones Destino