Baras estrena ballet sobre «La Pepa» por Jesús Mariñas

Es la diferencia que va de una estrella a un gestor: Sara Baras se come vivo y danzando a José Carlos Martínez en el «spot» burbujeante que Freixenet estrenará esta noche. Impacta porque cambia de estilo y estrategia, nada que ver con el aire romántico que en los últimos tiempos le imprimía Leopoldo Pomés, que acaba de cumplir sus espléndidos y lúcidos ochenta años. Lo festejaron en el restaurante Il Giardinetto de Barcelona, creado por la abuela de Ricardo Bofill. Aseguran que el, en tiempos, «enfant terrible» y ex de Chábeli Iglesias sentó la cabeza y crea espléndidas obras arquitectónicas. Cuajó «semi-retirando» a su padre.

Lo comentaban en el ágape del cava catalán, que se presentó la noche del lunes en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, impulsada por Paloma O'Shea. Lourdes Bonet impactó con su solitario «como de Tyffany's» reliquia de una herencia «de las que ya no quedan». Arturo Fernández comentaba con Pedro Bonet las características de los caldos servidos, haciendo hincapié en el Valdubon Verdejo que acompañó al pez limón y que tuvieron que reclamar en alguna mesa por despiste del servicio. Las bailarinas del anuncio acompañaron a un atlético José Carlos Martínez degustando ávidamente el lomo de venado. El apenas recién llegado nuevo director de la Compañía Nacional de Danza se tranquilizó ante el cambio de Gobierno: «He firmado mi contrato y es para cinco años. Espero prorrogarlo», deseó. Igual suerte que Sara Baras espera de su nuevo estreno, tan sólo cinco meses después de haber dado a luz a los 39 años. «Es un espectáculo con mucha guasa sobre la Constitución de 1812, más conocida como "La Pepa". Yo seré el personaje protagonista y es un encargo del Ayuntamiento de Cádiz para la conmemoración del centenario», explicaba la bailaora. Y al ser preguntada por su hijo, Baras aseguró que «es lo más grande que me ha pasado, y eso que he tenido días hermosos. Pero resultan incomparables con lo del niño. Ahora anda un poco constipado».

Mientras, su compañero de reparto en el spot de Freixenet rompía moldes con su 1,90 de estatura. Martínez, hasta ahora bailarín estrella de la Ópera de París, fue escogido por Nureyev y evocó peripecias de folletín desde que salió de Extremadura con 14 años. Sara me cuenta que antes de planificar su dúo, esa conjunción de flamenco y danza contemporánea con mucho toreo desnudo, hablaron un par de veces. «En seguida surgió la química y el entendimiento, bastó con dejarnos llevar», contó a un Josep Ferré que no quiere dejar de editar cada año este colorista anuncio navideño tan entrañable y esperado. Junto a sus burbujas –ahora transformadas en un mágico camino de pompas–, hizo historia en el mundo publicitario.