Internacional
Un relevo muy difícil
Cuando todavía Álvaro Uribe apuraba sus últimas horas en la presidencia del Gobierno colombiano, poder que entregó ayer a su sucesor, Juan Manuel Santos, lanzaba un nuevo llamamiento por radio y televisión a los 44 millones de sus conciudadanos que sonaba más a «estaré vigilante» para seguir defendiendo al Estado, como si desconfiara de su sucesor. «La seguridad es un presupuesto fundamental para las libertades y un valor democrático», dijo Uribe, al que ha costado un gran esfuerzo dejar el poder después de ocho años y un intento fallido por alcanzar el tercer mandato constitucionalmente. Y se marcha con un apoyo popular del 75%, que ningún político colombiano ha logrado en democracia, aunque Santos, con su ayuda, alcanzó el 50% en las elecciones de hace un mes.
Con el ex ministro de Defensa ahora aupado por Uribe a la presidencia nadie duda de que la lucha que libró contra la narcoguerrilla, con bastante éxito, en el Gobierno anterior, continuará. Pero Uribe ha colocado el listón muy alto en las últimas semanas y le ha dejado a Santos un regalo envenenado con su último enfrentamiento político con el caudillo venezolano, Hugo Chávez. En los análisis políticos y periodísticos de días atrás se especula con lo difícil que va a ser para Santos ejercer su mandato con un Uribe detrás exigiéndole mano dura contra Chávez y su Revolución Bolivariana y ningún dialogo con las FARC.
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