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Buenos Aires

Una España más clara y mejor por F Javier García Arnaiz

La Razón
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Para las 26.000 personas que formamos el Ejército del Aire, el día 12 de octubre siempre tiene un significado muy especial. Por una parte el Día de la Fiesta Nacional es una de las pocas ocasiones que tenemos de presentarnos ante nuestra sociedad, nuestros compatriotas a los que servimos, realizando el desfile más importante en el que participamos a lo largo del año. La coyuntura de austeridad, establecida por el Gobierno de la Nación para solventar los problemas de índole económica que nos afectan, nos obliga este año a reducir el desfile aéreo a la mera presencia de la Patrulla Águila, que con sus aviones y sus humos de colores serán las únicas aeronaves que desfilen en el cielo madrileño. Mientras tanto, los alumnos de nuestras academias y las unidades de Madrid que desfilen a pie ostentarán el orgullo de ser los representantes del Ejército del Aire en la parada ante Su Majestad y toda España.

Por otra parte, en este día de la festividad de Nuestra Señora del Pilar, Patrona de la Hispanidad y símbolo de unión entre pueblos, recordamos que la aviación militar española, ya desde sus orígenes tuvo un carácter expedicionario y una voluntad de superar las barreras físicas y geográficas, representando a nuestro país más allá de nuestro territorio. No en vano, una vez que los conflictos armados en que nos vimos envueltos en el norte de África durante las primeras décadas del siglo XX rebajaron su intensidad, los aviadores españoles, con su tradición de estar siempre a la vanguardia tecnológica y liderar la innovación, se pudieron sumar a la corriente internacional de progreso aeronáutico. Añadieron su esfuerzo al de tantos y tantos pioneros para abrir nuevas rutas aéreas, establecer nuevos lazos de unión entre los pueblos y batir récords de distancia. Como era de esperar, los primeros vuelos de nuestros aviadores se dirigieron a unir España con los antiguos territorios de ultramar, y así desde el primer momento las grandes gestas de nuestros antecesores tuvieron como meta Buenos Aires y Manila, donde llevaron todo el cariño del pueblo español y donde nuestra cultura todavía estaba y está latente. Las hemerotecas guardan abundante material que atestigua los recibimientos multitudinarios que nuestros aviadores recibieron en sus escalas por Iberoamérica, y que se repitieron en cuantos viajes posteriores realizaron el Jesús del Gran Poder y el Cuatro Vientos.

Nuestros lazos con nuestros camaradas aeronautas hispanoamericanos se han mantenido a lo largo del tiempo, algo que va más allá del hecho de compartir un idioma o una cultura. Y este Día de la Fiesta Nacional nos sirve también a los aviadores para recordar a nuestros compañeros del otro lado del Atlántico, y a todos aquellos pioneros que en su momento abrieron las rutas que hoy en día permiten mantener el vínculo tan cercano que mantenemos con Hispanoamérica, y cuyas rutas aéreas con Europa, ¡qué casualidad!, pasan por España.
Desde su posición aeronáutica privilegiada, el Ejército del Aire continúa realizando su principal misión: la vigilancia y control del espacio aéreo, contribuyendo en su área de responsabilidad a proporcionar la seguridad necesaria para el desarrollo económico y social de España. Es de significar que la aportación del Ejército del Aire a la producción de este bien inmaterial que es la Defensa del Estado es realizada atendiendo simultáneamente los apoyos y servicios al resto de las instituciones del Estado, y apoyándose y apoyando a la industria nacional, como motor económico del entramado productivo español. Todo ello para conseguir, como dice nuestro himno, una España más clara y mejor.

 

General del Aire F. Javier García Arnaiz
Jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire